Fuente: El Faro de Ceuta
Sobre la guerra de Ifni-Sáhara se ha escrito infinidad de artículos,
libros, revistas, etc., así como reportajes televisivos. Por los
artículos de El Faro de Ceuta viene a conocer a quien hoy es mi
gran amigo el teniente coronel-médico y doctor en Medicina Ricardo
Navarro Suay, el cual me solicitó artículos y de mi archivo copias,
fotos, documentos, etc., que necesitaba para una tesis sobre la sanidad
militar en la campaña. Ante quien es un gran señor, gustosamente le
facilité todo lo me pedía, y me ofrecí a su entera disposición.
Me
asombró el esfuerzo y la dedicación para recopilar documentos y
testimonios de los que allí combatieron. Estamos hablando de alguien que
ha recorrido toda España, las Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla y
localidades de Marruecos, Sidi Ifni, El Aaiún y Villa Cisneros, en busca
de lo que precisa para su tesis. Bien es cierto que todo ese esfuerzo
viene a conocer aquella famosa cita: “detrás de un buen hombre hay
siempre una gran mujer”; en este caso su esposa Edurne, también
comandante médico-cardióloga.
Ricardo Navarro Suay en Afganistán en 2007.
Un brillante historial militar y académico
Ricardo Navarro Suay nació en Valencia, aunque sus raíces paternas
provienen de Cuenca, tierra donde su gente son laboriosos, sobrios y
sobre todo honrados; cuna de hombres celebres, como Fray Luis de León,
Hervás y Panduro, Fermín Caballero, Severo Catalina, Magdalena Fuentes y
Palencia Gallardo, entre otros.
Es licenciado en Medicina y
cirugía por la Universidad de Valencia con calificación de 8.34. Es
médico anestesista y doctor por la Universidad Autónoma de Madrid y
alumno de Doctorado por la UNED. Cuenta con un Máster en Medicina y
Gestión Clínica y es médico interno residente en el Hospital
Universitario de la Princesa y médico del Instituto de Investigación de
la Defensa.
Hospitales en zona de operaciones. Superior izquierda Hospital de Ifni, superior derecha Hospital de El Aaiún,
inferior izquierda Hospital de Villacisneros, inferior derecha Hospital de Villabens.
En su faceta como médico militar ha participado en
misiones internacionales en la Jefatura de Órdenes de la 41ª
Escuadrilla de Escoltas en la Base Naval de Rota, también en la Jefatura
de Apoyo sanitario de la Bahía de Cádiz, en la Academia General del
Aire, en la Escuela de Sanidad Militar, en Haití con la Infantería de
Marina y en el Hospital Central de la Defensa, y el Hospital 12 de
Octubre. También ha participado en diversas operaciones como Chapapote,
Libertad Duradera en el Océano Índico (OTAN), STANAVFORLANT en el Océano
Atlántico (OTAN), Active Endevour (OTAN), ALTHEA (EUMM), FINUL en el
Líbano (UN), ISAF en Afganistán (OTAN) y Balmis. También ha ejercido
como médico anestesiólogo integrado en el Royal Center for Defense
Medicine Role 4 británico, en el 67th Foward Surgical Team Airborne, y
en el 909th Foward Surgical Team, ambos de Estados Unidos, además de en
el Equipo Quirúrgico embarcado en Buque de Asalto Anfibio L-51 Galicia
en la Operación Atalanta y en el Buque Escuela Juan Sebastián de Elcano.
Ricardo
Navarro Suay domina el inglés hablado y escrito, ya que ha asistido en
Killkenny (Irlanda) y ha trabajado en el Hospital Queen Elizabeth en
Birmingham (Reino Unido). Además, está en posesión de nada menos que
diez premios sobre Medicina y ha sido profesor en seis centros
nacionales de Medicina. También está en posesión de varias
condecoraciones militares. Por todo esto, yo me pregunto si en cualquier
ejército de países, como EE. UU, Alemania, Francia o Inglaterra, con
todo ese palmarés Ricardo seria mucho más que teniente coronel.
Más de cien entrevistas a excombatientes de Ifni-Sáhara
Sino fuera porque en mi poder obran los datos que dan crédito al
brillante currículo de Ricardo Navarro Suay sería difícil creer que este
brillante soldado haya recorrido España entera, las Islas Baleares,
Canarias, Ceuta y Melilla, terminando en Sidi Ifni, El Aaiún y Villa
Cisneros entrevistando a más de un centenar de quienes allí, en aquellas
inhóspitas tierras, dejaron sangre, sudor y lágrimas, pero tiene su
razón tal y como así lo afirmó este intelectual: “el más elevado tipo de
hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que profesa”,
Johan Wolfang Goethe.
Ricardo Navarro Suay en Haiti en 2005.
Para esa magnifica tesis doctoral que
está realizando este teniente coronel-médico sobre la sanidad militar en
la Campaña de Ifni-Sáhara, entre 2017 y 2020 visitó los archivos del
Ejército del Aire, de la Cruz Roja, los militares de Ávila, de Baleares
de Canarias, de Ceuta, de Melilla y de Valencia, así como el Museo Naval
de las Palmas, el Naval de Madrid, el de la Brigada Paracaidista, el de
Santa Cruz de la Palma, el de Lanzarote, el de Tarfaya (Marruecos) y
las subdelegaciones de Defensa de Albacete, Algeciras, Alicante, Cuenca,
Granada, Guadalajara, Jaén, Las Palmas de Gran Canaria, Palma de
Mallorca, Pamplona, Pontevedra, Santander y Valencia. También visitó la
Base Aérea de Gando, la Comandancia Naval de Málaga, el Palacio Real de
Madrid y la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, así como contactó
con el Regimiento de Infantería Canarias 50 y el Grupo de Regulares
Ceuta 54. También asistió a un congreso del conflicto Ifni-Sáhara
celebrado en Barcelona. Todo ello lleva a calificar la tarea de Ricardo
Navarro Suay como una propia de titanes. Esto lo avala que, desde el 2
de octubre de 2017 al 27 de octubre de 2020, con la última entrevista
realizada al artillero José María Pérez Clavijo suman un total de nada
menos que 101 entrevistas personales a distintos soldados y mandos que
participaron en aquella Campaña de Ifni-Sáhara.
El día que vea la luz esa tesis doctoral sobre la sanidad militar en
la Campaña de Ifni-Sáhara 1957/58 a buen seguro que si encuentra alguna
editorial que se ofrezca a publicarla en un libro será una verdadera
obra de nuestra historia militar reciente.
Página del tercer documento que finaliza con 101 entrevistas a excombatientes de Ifni-Sáhara.
Pocos historiadores
han sido capaces de estudiar esta historia militar en la que
participaron miles de soldados de reemplazo, la gran mayoría voluntarios
que, con su esfuerzo, disciplina y sacrificio escribieron una de las
páginas más brillantes de nuestra historia. Allí dejaron 184 muertos,
500 heridos y 54 desaparecidos. En algún caso hay soldados cuyos restos
fueron exhumados de los cementerios del África Occidental Española, y
que hoy en día se ignora donde reposan.
Convendría tener
presente sobre nuestra historia la cita de este intelectual: “pueblo que
no sabe su historia es pueblo condenado a irrevocable muerte”,
Marcelino Menéndez Pelayo.
Misión internacional en Afganistán en 2008.
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