Fuente: El Faro de Ceuta
Resulta triste y hasta doloroso que héroes como en este caso el
soldado de Tiradores Antonio Mostazo Vargas quede en el más injusto de
los olvidos, cuyos méritos figuran en el expediente personal de este
héroe con mayúsculas y, desgraciadamente, sus méritos contraídos en
combate contra el enemigo siendo además herido por arma de fuego de los
Rebeldes, ni tan siquiera en la relación de bajas de la Capitanía
General de Canarias figura como herido, pero afortunadamente, conductas
como la de Antonio Mostazo las dejó escritas un intelectual: “el más
elevado tipo de hombre es el que obra antes de hablar, y practica lo que
profesa”, Confucio.
Un círculo señala a Antonio Mostazo Vargas con sus compañeros del pelotón de la 12ª Compañía de Tiradores de Ifni.
De Málaga al asedio de Telata
En
la bella ciudad de Casabermeja (Málaga) nació Antonio Mostazo Vargas,
una tierra donde los malagueños son comerciantes, aventureros de
imaginación viva y soñadores. Cuna de hombres célebres como Espinel,
Ríos Rosas, Cánovas del Castillo, Bergamín, Reyes Estébanez, Calderón,
Giner de los Ríos o Moreno Carbonero, entre otros.
En 1956,
una vez sorteado en la caja de reclutas, a Antonio le correspondía su
destino en el Grupo de Tiradores de Ifni. Una vez en dicho grupo, su
destino sería el puesto de Telata, el cual estaba guarnecido por la 12ª
Compañía al mando del capitán Niceto Llorente Sanz. Este tenía una
sección agregada de la 6ª Compañía de Ametralladores, con un total de
160 hombres, cinco oficiales, cuatro suboficiales, 64 de tropa indígena,
un médico europeo y la esposa del capitán y dos hijos menores, según
cita en su libro el general Vicente Bataller Alventosa.
Antonio Mostazo Vargas, soldado de Tiradores de Ifni, heroico defensor de Telata.
Antonio Mostazo Vargas jamás pensó que iba a ser protagonista y que
iba a vivir los fragores de una guerra, como así sucedió en las primeras
horas del 23 de noviembre de 1957, cuando el tableteo del fuego de
ametralladoras, fusilería y morteros puso en alerta a los defensores de
Telata. Sin embargo, la heroica defensa de los defensores de Telata hizo
retroceder a los atacantes, aunque lo que no sabían es que el asedio se
iba a prolongar durante 12 días, provocando varios muertos y heridos.
Los
defensores estaban exhaustos, siendo el protagonista de esta historia,
el soldado Antonio Mostazo Vargas, herido por arma de fuego enemigo en
el hombro, por lo que cuando veían llegar a sus compañeros del IV Tabor
al mando del comandante Melquiades Rico Eguibar liberar a los defensores
de Telata, se vivió una escena imposible de narrar, llena de abrazos,
lágrimas y mucha emociones, quedando atrás los días de sufrimiento de
aquel puñado de héroes donde jamás decayó el ánimo, sino todo lo
contrario, mucho ánimo y dispuestos a derramar hasta la última gota de
su sangre en defensa de un juramento que habían prometido. Fueron unas
jornadas muy duras, donde si cesaban los disparos enemigos, llegaban a
sus oídos los aullidos de los chacales y las hienas, pero al final pasó
al olvido las duras jornadas de sufrimiento, aunque jamás cundió el
desánimo, por el contrario, tenían ánimo y espíritu de sacrificio.
La lealtad y el cariño de un soldado a su capitán
Antonio
Mostazo Vargas es un claro ejemplo de lealtad a su capitán, Niceto
Llorente Sanz. Antonio lo recordaba citando el ejemplo de la gallina
como cuida a sus polluelos, ya que este sentía una constante
preocupación por sus soldados. Durante los 12 días que duró el asedio,
estaba constantemente dándoles ánimos y preocupándose por ellos. Por
otro lado, Antonio Mostazo demostró tener un temple de acero ya que, a
pesar de las heridas en el hombro, de sus labios jamás salió una queja y
allí estaba, como uno más, defendiendo lo que había jurado.
A la derecha; un círculo señala al soldado Antonio Mostazo Vargas con dos compañeros en la puerta del Cuartel de Tiradores de Ifni.
Antonio Mostazo Vargas fue un hombre íntegro, de los que su palabra
vale lo mismo que la firma de un notario. Jamás llevó el rencor en su
corazón, muy al contrario, aprecio por los demás fuesen quienes fuesen.
Ello lo avala que las heridas por arma de fuego enemigo tardó en curar
50 días, y como en el hospital faltaban camas, lo enviaron a su cuartel
para que con un botiquín curase dichas heridas. Cuando solicitó la
concesión de la Medalla de Sufrimientos por La Patria, este se la
denegaron porque no constaba las hospitalizaciones. A pesar de esta
injusta respuesta, aunque no lo compartía, tampoco guardaba ningún
malestar. Este gran soldado recordaba con mucho cariño a su capitán
Niceto Llorente Sanz, y cuando se inauguró en Ave de Málaga-Madrid,
acompañado de su esposa, se trasladó a Madrid a visitar a la esposa ya
viuda de su capitán.
En la revista El Eco de Ifni, Joaquín
María Asenjo le hizo una entrevista en Málaga, en la que el mismo
afirmaba lo que muchos callan y como otros propagan falsedades y rencor
sobre la campaña de Ifni-Sáhara. Antonio Mostazo Vargas es el espejo de
un hombre honrado. En esta entrevista Antonio le expresa a Joaquín, que,
a pesar de las duras jornadas de sufrimiento, no se arrepiente de ello y
se siente orgulloso de haber servido a España y de arriesgar su vida
junto a sus mandos.
Fue una entrevista en la que los recuerdos
de este soldado de Tiradores expresaban una enorme satisfacción
recordando los días vividos en su Grupo de Tiradores de Ifni, y en
especial a su capitán Niceto Llorente Sanz y demás mandos y compañeros, y
en especial a la esposa de su capitán, la cual atendía a los soldados
como si fuesen sus propios hijos.
Desgraciadamente Antonio
Mostazo Vargas ya no puede leer este reportaje, pero a bien seguro de
que en el cuartel del cielo le llegaran estas humildes líneas de quien
fue su amigo y compañero, el autor de este artículo. Descanse en paz un
valiente soldado y un hombre íntegro y honrado.
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