Fuente: El Confidencial
Repasamos a continuación los
tres enfrentamientos que mantuvieron ambos países en el siglo XX que
supusieron otras tantas derrotas para los nuestros.
Rafael Sánchez Ferlosio, el sabio que dobló el cabo de Hornos,
aseguraba que tanto el fútbol como la guerra eran igualmente
variaciones del antagonismo y que, si bien el primero era menos cruento,
ambos jugaban en el campo de juego de la guerra eterna que luchaba la humanidad contra sí misma. Que el Mundial de Qatar
haya cruzado en octavos de final a España y Marruecos, dos países y
enemigos íntimos que han combatido al menos en dos ocasiones en el
último siglo —y en una tercera si contamos con la aparentemente pacífica
Marcha Verde— no deja de ser una buena noticia. Ya dejamos de matarnos
entre nosotros y ahora la victoria y la derrota no dependen del fragor
de las armas, sino de los azares del VAR.
Un legionario en la capital del Ifni, Sidi-Ifni (circa 1968)
La primera guerra hispano marroquí tuvo lugar en el ya lejano
1859, durante el reinado de Isabel II, y en ella se impuso España. Sería
la última vez. Repasamos a continuación los tres enfrentamientos que mantuvieron ambos países en el siglo XX que supusieron otras tantas derrotas para los nuestros.
Desastre de Annual
"¡Resistid una noche, una más! La patria no nos
abandona; madre buena acudirá, en breve, en nuestro auxilio; pero es
necesario que, por nuestra parte, hagamos lo imposible para que sobre su
nombre inmaculado no caiga el borrón de la deshonra...", a la arenga
del capitán de artillería de La Paz se le suma la del comandante al
mando, Julio Benítez, en la posición de Monte Igueriben, Marruecos. Es el otro 18 de julio maldito de la historia de España, el de 1921, hace algo más de un siglo, 15 años antes del estallido de la Guerra Civil. Lo narraría uno de los escasos supervivientes de aquella masacre, el teniente Luis Casado, algunos años después.
El teniente Casado, junto al comandante Benítez y los capitanes De la Paz o Bulnes, son parte de un destacamento de soldados españoles aislados frente al fuego de las harkas rifeñas marroquíes
enemigas en las inmediaciones de Annual. Resisten como pueden esperando
que la "madre buena" les socorra, pero quedan apenas dos días para que
sus supuestos rescatadores de la guarnición que dirige el jefe de la
Comandancia General de Melilla, el general Manuel Fernández Silvestre, sean asimismo masacrados en la trágica jornada del 21 de julio: el olvidado 'Desastre de Annual'.
Un episodio al que nadie nunca desde ninguna institución oficial
ha querido rendir justa memoria, héroes derrotados que no pertenecían a
ningún bando más que a España. Lo han tapado desde Francisco Franco a la ministra socialista Carme Chacón, que en 2011 metió en un cajón la concesión de la Laureada
a los héroes del Regimiento de Caballería Alcántara. El verdadero
"borrón de la deshonra" que expresaba el capitán de La Paz, es el de la
desmemoria de España, no el de los que cayeron en esas dos semanas
infernales en Marruecos.
El camino a Monte Arruit sembrado de cadáveres y caballos muertos. Melilla, 1921.
Ni siquiera se acomete más de un siglo después de una fecha que marcaría además el devenir de nuestra historia: la matanza, el escándalo del ejército, las acusaciones contra el rey Alfonso XIII,
el comienzo del periodismo de investigación y de las comisiones
parlamentarias ante la presión de la calle... Todo ello desembocó en el golpe de Estado de Primo de Rivera dos años después, en 1923, para evitar las consecuencias políticas.
Sidi Ifni
En 1957, 18 años antes de la anexión del Sáhara Occidental por parte de Rabat a consecuencia de la Marcha Verde en noviembre de 1975, España libró con Marruecos su última guerra en Ifni-Sáhara, un conflicto que fue silenciado
entonces por el régimen franquista en España y que está prácticamente
olvidado hasta que el pasado año resurgieron de nuevo las amenazas de
Marruecos con un operativo que recuerda a aquella marcha y que tiene antecedentes.
Soldados españoles de patrulla en el Ifni.
Mucho antes de la agonía de Franco en 1975, la Guerra del Ifni-Sáhara
acabó con la presencia española en Cabo Juby y la reducción del
territorio en el Ifni a su capital Sidi y los alrededores. El último
conflicto armado de envergadura que libró España involucró en 1957
varias operaciones para defenderse de un ataque del llamado Ejército de
Liberación Nacional (ELN) de Ben Hammçu, teóricamente independiente del
Ejército marroquí y, cómo no, orquestado y dirigido por las fuerzas armadas marroquíes y
el entonces rey Mohammed V. Algo que suena familiar ahora que 5.000
migrantes han rebasado la frontera de Marruecos con España en Ceuta como
consecuencia de la permisividad de Rabat. Sin embargo, entonces existía
un contexto internacional distinto.
Así, a las 04:00 horas del 23 de noviembre de 1957 todas las
comunicaciones telefónicas de los puestos del territorio del Ifni con la
capital fueron cortadas y a las 05:40 se escucharon primeros disparos,
tal como explican Carlos Canales y Miguel del Rey en su Breve historia de la Guerra del Ifni-Sáhara (Nowtilus, 2010). "Una guerra que, oficialmente, jamás iba a existir, había comenzado".
No iba a existir porque los conflictos coloniales se iban a acallar en
la medida de lo posible, y eso a pesar de los intentos de la ONU por
construir estados pacíficos.
Marcha Verde
Ocurrió una tarde de octubre de 1975 cuando el gobernador general del Sáhara Español, Federico Gómez de Salazar,
recibió un sobre anónimo en su residencia. Al abrirlo con
despreocupación, encontró cuatro plumas en su interior, símbolo
universal de cobardía militar desde la publicación, a finales del siglo XIX, del que fuera gran 'bestseller' de su tiempo 'Las cuatro plumas', de A. E. W. Mason. Con el rostro demudado, y según los testigos, el general solo logró exclamar: “¿Por qué a mí?”.
Era “un mensaje tan malévolo como injusto”, nos contó el historiador José Luis Rodríguez Jiménez cuando en 2015 publicó
'Agonía, traición, huida. El final del Sáhara español' (Crítica, 2015)el libro en el que fijaba la historia definitiva de los
últimos estertores del Imperio español en África cuando se cumplían 40
años de la Marcha Verde. A fin de cuentas, Gómez
Salazar evacuaba los territorios españoles por orden de unos políticos
incapaces de reaccionar pendientes de la agonía del dictador. Hoy, ante la reciente entrada masiva de personas en Ceuta, el fantasma de la Marcha Verde parece haber regresado.
Marroquiés avanzan hacia las tropas españolas en el Sáhara durante la Marcha Verde.
La huida atolondrada del Sáhara español nunca fue explicada,
tuvo desagradables consecuencias económicas, diplomáticas y militares
para nuestro país, afectó dramáticamente a los saharauis que vivían en aquel territorio y todavía soporta hoy un pesado manto de silencio
que veta el acceso de sus principales documentos y archivos a los
historiadores. "Es una situación anómala por varias razones", lamentaba
Rodríguez a El Confidencial. "De entrada, porque para los archivos
españoles sigue rigiendo una ley de la dictadura, la Ley de Secretos
Oficiales de 1968 que ningún Gobierno democrático se ha atrevido a cambiar.
Y así, lo ocurrido en el Sáhara o Guinea permanece como materia
reservada 40 años después. Yo pedí permiso para consultar el archivo de
Presidencia con el fin de consultar las actas de los consejos de
ministros y me lo denegaron".
¿Qué intereses dificultan la investigación de
aquellos lejanos hechos? "Numerosos", según Rodríguez. "Primero, el
Gobierno actual tiene miedo de molestar a Marruecos. Segundo, también
temen que salga a la luz lo tremendamente mal que lo hizo el ejecutivo de entonces y en qué situación deja hoy a nuestro país: España se comprometió a descolonizar y nunca lo hizo. Y, en tercer lugar, se me ocurre que, de la dictadura a la democracia, las sagas continúan
y los hijos y nietos de aquellos que tomaron las decisiones entonces
detentan en la actualidad responsabilidades políticas y militares. Y
prefieren que no se hable del asunto".
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