Fuente: El Faro de Ceuta
Cuando el presidente de EE. UU. visitó España, en el encuentro que tuvo
con el entonces jefe del Estado, entre otras cosas trató la situación
que atravesaba Marruecos. Copiado del texto de la conversación de dichos
gobernantes, así dice: “el pueblo de Marruecos es sano, pero se siente
mal administrado. Los gobernantes van a saquear las cabilas, les quitan
el ganado, se lo venden, persiguen y exigen cantidades a las gentes poco
pudientes”.
Las absurdas exigencias de Marruecos
El 21 de
agosto de 1956 el gobierno marroquí escribió una carta al entonces
ministro de Asuntos Exteriores, Fernando María Castiella y Maíz,
acompañada de una nota verbal, de la que le hizo entrega el embajador de
Marruecos en España, pero con anterioridad Marruecos había hecho
reclamaciones amenazadoras y posteriormente no conforme con ello, Bekkai
manifiesta públicamente su intención de llevar el tema de Ifni a la
ONU.
A la izquierda, Ahmed Balafrej, ministro de
Exteriores de Marruecos y embajador en la ONU. A la derecha, José Félix
de Lequerica, embajador español en la ONU en 1957.
Ante ello, el ministro de Asuntos Exteriores, Fernando
María Castiella y Maíz encargó un informe a un gran conocedor y experto
de temas de Marruecos, Tomás García Figueroa. No tardó mucho tiempo en
estar listo el informe. La respuesta no podía ser más clara: “según
consta en el texto de los acuerdos del Tratado de Madrid, Ifni nunca
formó parte del Protectorado, ni estaba afectado por dicho Tratado de
Madrid”, 11 de septiembre de 1956.
No obstante, el gobierno español declaraba hallarse dispuesto a abrir
unas negociaciones con Marruecos sobre esta cuestión, con la
posibilidad de que cualquiera de las partes pudiese formular recurso
ante el Tribunal Internacional de La Haya.
Pero la actitud del
entonces jefe del Estado español, respondiendo a las amenazas y
provocaciones de Marruecos fueron claras, concisas y contundentes, así
lo afirmó: “por la fuerza y la amenaza no se retrocederá un paso, y
desde luego Ifni y los demás territorios de soberanía serán mantenidos,
cueste lo que cueste”. Poco se puede añadir a la firme posición del jefe
del Estado, que, bajo ningún concepto como se puede comprobar, admitía
ni amenazas ni provocaciones.
Pero lo triste es que el gobierno español vino a descubrir tras la
agresión a Ifni las verdaderas intenciones de Marruecos. Fue una
equivocación muy grave que llevó España con la política de concesiones a
Mohamed V. De esta manera tan ingrata se comportaban con nuestra
patria, además de ser muy poco leales y fiables, hasta el extremo de que
en la Campaña de Ifni-Sáhara muchas armas de las que se capturaron al
Ejército de Liberación Marroquí eran procedentes de los parques de
Artillería de Sevilla, Granada y otros, que se entregó a Marruecos para
su nuevo Ejército Real de Marruecos.
Documento del entonces jefe del Estado al rey Mohamed V, advirtiéndole que España no tolerará campaña de reivindicaciones. Texto de la Fundación FF.
Por lo que se ve, los
gobernantes marroquíes en 1957 se olvidaban de que el 17 de noviembre de
1910, si Mohamed el Mokri, ministro de Negocios Extranjeros del sultán y
su embajador, fijaba un plazo y una fecha para la ocupación de Ifni,
saldrían de Mogador las delegaciones española y marroquí para tomar
posesión del territorio de Ifni, hubiera o no llegado el sultán a
Marraquek.
La posición de España en cuanto a cumplir los
compromisos con Marruecos siempre fue de total lealtad y sin fisuras.
Así consta en el tratado de 1956 en el que figuraba devolver las
fronteras entre los dos estados a aquellos puntos donde se encontraban
antes de establecerse el Protectorado, y desde luego así lo hizo España.
El enfrentamiento de Balafrej y Lequerica
Tal
como magníficos historiadores lo han descrito, la agresión a Ifni vino a
demostrar la constante hostilidad de Marruecos hacia España, con
exigencias a todas luces inaceptables. Ello viene a confirmar que a lo
largo de la frontera de Ifni aparecían tropas irregulares que en la
práctica se trataba de soldados marroquíes preparados por el entonces
príncipe heredero Hassan, aunque oficialmente los gobernantes afirmaban
que las Bandas Rebeldes eran difíciles de controlar, pero en la práctica
recibían apoyo.
La agresión consentida y hasta ayudada por el
Reino Alauita sirvió para que España descubriese las verdaderas
intenciones de Marruecos, y ello provenía de la grave y perjudicial
política de concesiones. Así sucedió que al principio de la
independencia de Marruecos por parte de España se le fueron concediendo
múltiples ventajas y, aunque tarde, el gobierno español despertó de ese
letargo donde todo lo que pedía Marruecos prácticamente le era
concedido.
Los ataques a los territorios del África Occidental
Española sirvieron para que el gobierno español impusiera la razón, y
además con firmeza. Y así sucedió que aquella guerra de Ifni-Sáhara
derivó en repercusiones en Washington, París, Nueva York y El Cairo.
A
las Naciones Unidas llegaba el eco de aquella guerra de Ifni, y allí
pudieron comprobar la victoria justa sobre las agresiones a los
territorios del África Occidental Española. Los hechos allí narrados por
parte del embajador español parecen ser que no fueron del agrado del
embajador marroquí, Ahmed Balafrej, el cual se enfrentó verbalmente con
el embajador español, José Félix de Lequerica.
Aquella guerra de Ifni-Sáhara derivó en repercusiones en Washington, París, Nueva York y El Cairo
El
diplomático español José Félix de Lequerica, que no tenía pelos en la
lengua para exponer sus argumentos, según consta así fue: “el embajador
español totalmente indignado le expresó al embajador marroquí la
presencia de las bandas armadas atacando territorio de Ifni”.
La
respuesta, también indignado, del embajador Balafrej al diplomático
español fue que buques de guerra españoles se habían apostado frente a
Agadir y aquello se parecía a los antiguos gestos amenazadores del
káiser Guillermo II.
El embajador Lequerica, que era hombre
enérgico y que no se achicaba ante nadie, así le dijo: “lo que es
indigno es que soldados marroquíes invadiesen el territorio de soberanía
de una potencia amiga y que los agresores no fueran castigados, y aún
más grave que el gobierno de Marruecos ni tan siquiera hubiese
desautorizado dicha agresión”. Y finalizó diciendo que España ni
hostilizó ni se salió del territorio de soberanía, y la guerra fue
llevada a cabo por miembros del Istiqlal y del ejército desde Agadir y
Gulimin.
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