Fuente: El Faro de Ceuta
Hace varios años tuve la oportunidad de conocer y dialogar con el que
fue mi gran amigo Miguel Martínez Bernal, el cual como cabo 1º en la
Compañía de Ametralladoras Belchite 57 participó en varios combates en
la Campaña de Ifni-Sáhara 1957/58, donde tuvo el alto honor de que en su
expediente personal constase el ‘valor acreditado’, algo de lo que no
todos pueden presumir.
De Tetuán a Zaragoza
Miguel Martínez Bernal,
hijo de militar, había nacido en la capital del antiguo Protectorado de
España en Tetuán el 17 de julio de 1936. Con el traslado de sus padres a
Zaragoza, una vez acabados sus estudios elementales ingresa como
soldado en el Regimiento de Infantería Belchite 57, de guarnición en
dicha capital aragonesa. En 1954 es promovido al empleo de cabo de
Infantería, hasta que un tiempo después era ascendido al empleo de cabo
1º.
El círculo señala a Miguel Martínez junto
con, de izquierda a derecha, Tomás Sesma, José Alquézar, Eduardo
Clavero y otro compañero, todos de la Compañía Belchite 57.
Llevado por su espíritu militar lo avala que recién
ascendido a cabo 1º le fue confiado el mando de un pelotón, junto que,
cuando en noviembre de 1957 se preparó una compañía de dicho Regimiento
para partir a Ifni, Miguel Martínez Bernal se presentó al capitán de su
compañía solicitando ser incluido en dicha compañía.Miguel Martínez
Bernal heredó de su padre el espíritu militar y el amor a la Patria,
como lo demuestra que sin duda alguna solicitó ir voluntario a Ifni en
donde no se disfrutaba de unas vacaciones de placer, al contrario, se
iba a una guerra con mayúsculas, aunque en el papel figurasen como
operaciones militares. Los resultados son más que elocuentes, con 184
muertos, 500 heridos y 54 desaparecidos. Ese fue el caro tributo que
España dejó allí, junto con sangre, sudor y lágrimas.
Determinados profesionales de comunicación o escritores, si de alguna
manera se les puede llamar así, han lanzado sobre el comportamiento de
estos valientes soldados toneladas de basura, como una guerra oculta y
silenciada, cuando en mi poder obran páginas de prensa donde en aquellas
fechas daban cuenta de las operaciones que se desarrollaban en
Ifni-Sáhara, incluso con reportajes de diarios extranjeros, desde
ingleses, franceses, alemanes y hasta portugueses. Con un poco sentido
de profesionalidad a todos estos ‘farsantes’ de la historia se les debía
caer la cara de vergüenza, siempre basado en el odio y el rencor al
anterior régimen. En diciembre de 1957 el entonces ministro del
Ejército, Antonio Barroso y Sánchez Guerra acudió a las Cortes y explicó
más o menos como había sido el ataque a territorios de Ifni-Sáhara,
además del excelente comportamiento de nuestras tropas, quedando bien
claro que quienes atacaron eran las Bandas Rebeldes del Ejército de
Liberación Marroquí, amparadas y ayudadas por el Reino Alauita.
Texto de un telegrama del Estado Mayor de Ifni sobre noticias de la Compañía Belchite 57.
El cabo Martínez Bernal con el valor acreditado
En
los expedientes de los miembros de las Fuerzas Armadas no todos pueden
presumir que en su apartado correspondiente figure el valor acreditado,
algo para lo que hay que demostrar la mayor parte de las veces, como
vulgarmente se suele decir, ‘jugándose el tipo’, y para ello la
magistral cita que dice “muchos lo desean y pocos lo consiguen”.
En
el expediente personal del entonces cabo 1º Miguel Martínez Bernal, el
cual me facilitó para el uso que me convenga, queda recogido que en la
campaña de Ifni con su Compañía de Ametralladoras Belchite 57, salió
desde Zaragoza por ferrocarril hasta Cádiz, y de aquí por vía marítima a
Las Palmas de Gran Canaria para, posteriormente, por vía aérea llegar a
Sidi Ifni.
El entonces cabo 1º Miguel Martínez Bernal, recién ascendido en el Regimiento Belchite 57.
Con su unidad se trasladan a unas posiciones para
neutralizar al enemigo con las ametralladoras y morteros. Posteriormente
es agregado a una compañía del Batallón Soria 9, y más adelante con su
unidad es agregado a la compañía de la VI Bandera de La Legión. Con
dicha unidad toma parte en la ofensiva sobre Mohamed Ben Dau, hasta
alcanzar la Cota 240. El 4 de febrero de 1958 toma parte en la ocupación
de la Cota 282, donde de nuevo es agregado con su unidad.
El 16 de febrero de 1958 es agregado a la 3ª Compañía del Batallón
Soria 9. Los días 21 y 22 de febrero de 1958, un ataque a la posición
por el enemigo con fuego de fusilería y morteros es rechazado con dureza
por las fuerzas españolas, logrando hacer retroceder al enemigo.
Posteriormente
con su unidad es agregado a una compañía del Batallón Cádiz 41, donde
permanecerá hasta el 20 de junio, cuando se reagrupa con su compañía
para proceder al embarque con destino desde Sidi Ifni a Las Palmas de
Gran Canaria.
Este fue el bautismo de guerra del entonces cabo
1º Miguel Martínez Bernal, el cual desde la capital del Ebro, Zaragoza,
derrochó en tierras de Ifni valor, heroísmo y sacrificio, por desgracia
poco reconocido, fruto de la desidia de quienes estaban obligados a
saber valorar el heroísmo de aquellos jóvenes soldados que, a pesar de
la poca experiencia en combates, supieron dejar el pabellón de nuestros
ejércitos en el lugar más alto de lo que es el cumplimiento del deber.
El
teniente coronel de Aviación Germán Rodríguez González, en su libro
Moral Militar escribió esta gran verdad: “al soldado hay que prepararlo
técnica y tácticamente, capacitándolo para el manejo de las complicadas
armas modernas, aprovechando el terreno etc., pero tal capacitación no
serviría de mucho si detrás de esas armas no hay para servirlas
corazones de acero del más puro temple”. Y así fue lo que demostraron
nuestros soldados en aquella guerra de Ifni-Sáhara 1957/58.
Desde
el Cuartel Celestial del Cielo, el entonces cabo 1ª Miguel Martínez
Bernal habrá sonreído ante la mirada de Jesucristo de que alguien se
haya acordado de plasmar en el papel el heroísmo de aquellos jóvenes
soldados.
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