Fuente: El Faro de Ceuta
Al leer el magnífico libro del militar José Falcó Rotger sobre la
Campaña del Sáhara, y más concretamente sobre La Legión, quedé asombrado
al leer en sus páginas al capitán legionario Nicomedes Bajo Martín, el
cual en su historial militar contabiliza en cinco campañas: Guerra de
África, Revolución de Asturias, Guerra de España, División Azul y Sáhara
1958, esta última en la IX Bandera de La Legión.
La 11ª Compañía al mando del capitán Nicomedes, desfilando por la plaza de Villa Cisneros. (Foto de José Falcó Rotger)
Un joven en tierras de África
Nicomedes Bajo Martín había nacido en tierras castellanas en Valladolid.
Ya a muy temprana edad partía a la Campaña de África, donde a pesar de
su edad ya le constaba en su cartilla militar el ‘Valor Acreditado’. En
sucesivas etapas asciende a cabo, sargento, brigada y teniente hasta
alcanzar el empleo de capitán legionario. Destaca en su historial que
era un hombre enérgico, y sobre todo con el ‘Valor Acreditado’, siempre
llevó por delante los valores que le caracterizaron, como era la defensa
de Dios, la Patria y entregarse en cuerpo y alma al juramento que había
hecho ante la Sagrada Enseña de la Patria, batiéndose siempre como lo
fue, un auténtico héroe. Hay que tener en cuenta que el héroe no solo es
el militar, puede ser desde un general a un simple soldado, y desde el
titulo más noble a un simple peón. Esto lo comprobé hace años en un
pequeño pueblo de Teruel, Concud, donde conocí a un gran hombre,
Gregorio Bronchal Arribas, condecorado con la Medalla Militar
Individual, hecho que protagonizó como tirador de ametralladora.
Defendiendo la posición, entre muertos y heridos, quedó solo con la
ametralladora, manteniendo a raya a un batallón enemigo que logró poner
en retirada. Horas después, cuando llegó un teniente con varios
soldados, quedó asombrado del valor y heroísmo derrochado este soldado.
Un grupo de prisioneros del combate de Uara custodiados por fuerzas de La Legión en el Sáhara.
Habían transcurrido muchos años y Gregorio desempeñaba el puesto de
policía local de Concud; con motivo de inaugurar un carretera entre las
autoridades estaba el gobernador civil de Teruel, Federico Trillo (padre
del que fue ministro de Defensa). Al cortar la cinta observó tan alta
condecoración en el pecho de este policía que lo llamó y le dijo que al
día siguiente se presentase en su despacho. Gregorio se presentó y el
gobernador le dijo que eligiese el cargo de jefe de conserjes de las
Delegaciones Ministeriales. Eligió Educación y Ciencia. Tiempo después
fui a visitarle y me lo encontré con una carretilla limpiando los
jardines. La propia delegada me dijo que él había nacido para trabajar,
no para estar sentado y dando órdenes. Este fue un héroe de la larga
lista de nuestra España. Gregorio cumplió la cita del glorioso Calderón
de la Barca: “ni pedir ni rehusar”.
El capitán Nicomedes en los combates del Sáhara
Capitán legionario Nicomedes Bajo Martín, jefe de la 11ª Compañía de la IX Bandera. (Foto de José Falcó Rotger)
Según
narra el militar José Falcó Rotger, el entonces capitán Nicomedes Bajo
Martín, destinado en la IX Bandera de La Legión, ostentaba el mando de
la LL Compañía de dicha bandera. Desde Marruecos llegó con su bandera a
Villa Cisneros en el año 1958, con la misión de expulsar a las Bandas
Rebeldes del Ejército de Liberación que campaban a sus anchas por el
territorio. El 10 de febrero de 1958 con su IX Bandera sale en una
agrupación motorizada en unión de la IV Bandera y la XIII de La Legión
en busca del enemigo.
De nuevo, el 21 de febrero de 1958 se forma la Subagrupación Sur al
mando del Comandante Pascual Herrera Solís, jefe de la IX Bandera
Legionaria con la 11ª Compañía del capitán Nicomedes. Entre otras
fuerzas de dicha agrupación iba un grupo de Artillería 105/26. Todas
estas fuerzas llegaban hasta el Lago Tenuaca para posteriormente llegar
hasta Bir Nzaran, cumpliendo con creces las misiones encomendadas.
Posteriormente, el gobernador general del Sáhara enviaba un radiograma
cuyo texto es este: “felicidades por el valor, el trabajo y el alto
grado de disciplina en la expulsión de las Bandas Rebeldes”.
Según
recuerda el entonces teniente José Falcó Rotger, que estuvo a sus
órdenes en la Campaña del Sáhara, el capitán Nicomedes demostró en todas
sus campañas valor, heroísmo y total entrega a las misiones
encomendadas, donde nunca jamás exigió a sus legionarios lo que él no
pudiera hacer. Muy querido por sus legionario, ellos recuerdan a su
capitán que en los ratos de ocio la memoria del capitán Nicomedes era
algo como un ordenador, les explicaba las cosas con todo lujo de
detalles, recordaba lugares, fechas, nombres y un largo sinfín de
pequeños detalles que jamás se había visto en ningún ser humano. Era un
hombre tremendamente humano lo que lo avala que se preocupaba por sus
legionarios, como sucedió en Argub, donde no permitió que se les
perjudicase la higiene. Para ello, como no había lavadoras, encargó a
uno de ellos (que era un manitas) que le sacase la tapa a un bidón. Una
vez retirada, mandó a hervir agua caliente, con la que llenó el
recipiente y donde los legionarios fueron introduciendo la ropa. De esta
manera conseguían tener la ropa limpia. Ese era y asé se comportaba con
su legionarios el capitán Nicomedes.
La Legión es un cuerpo
con más de 100 años de entrega a España y con un tributo de más de
10.000 muertos y un largo listado de miles y miles de heridos con ese
lema de “cada uno será lo que quiera, nada importa su vida anterior”.
No
puedo asegurar donde quedó esta placa, pero el texto es una gran
realidad: “Detente caminante, esta es la Legión, la que recoge la
escoria de la humanidad y devuelve hombres”.
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