Fuente: El Faro de Ceuta
Rodrigo Cadenas es un extremeño que como todos ellos son amantes de
sus tradiciones, austeros y muy laboriosos. Esa tierra ha dado hombres
célebres como Pizarro, García de Paredes, Antonio Hurtado y otros mucho
más, que descubrieron tierras de América para España. El entonces
teniente capellán paracaidista Pablo Cabrera Arias, que visitó y ofició
misa en varias posiciones, quedó admirado del valor, el esfuerzo y del
saber estar de los soldados del Batallón Argel 27, que nada tenían que
envidiar a fuerzas de La Legión o paracaidistas.
Puedo dar fe
de los valores de estos soldados expedicionarios de Ifni de saber y
comportarse como unos auténticos soldados que en el día de hoy cuentan
todos ellos con 87 años, y en especial del cabo Rodrigo Cadenas, un
portaestandarte de los valores humanos y castrenses.
Un grupo de soldados del Batallón Argel 27 con soldados de Tiradores en un descanso.
Es digno de admirar el espíritu que anima, hoy después de más de 65
años a todos aquellos jóvenes que, procedentes de Reemplazo, fueron a
Ifni en el cumplimiento del deber, y que hoy casi todos sobrepasan los
80 años. Pero creo aún encierra mayor mérito el que la mayoría que yo he
entrevistado se sienten orgullosos de su servicio a España, aunque
afirman que hubo momentos malos y buenos, pero que olvidan los primeros y
se quedan con los buenos.
Recuerdan la dureza de las
trincheras y estar en una zona de guerra, pero ninguno muestra
resentimiento, tal como mi buen amigo José María Contijoch, exsoldado de
Policía de Ifni, que afirma esto: “los que atacan al Ejército confunden
la disciplina y el imprescindible orden de mando, con los absolutismos,
los caciquismos y los esclavismos, sin atender en cambio que el
concepto de libertad mal aplicado redunda en favor de la anarquía y el
desorden. Es lo que ocurriría al Ejército de no mantener constante la
disciplina, y de no hacerlo reinaría el caos y la desorganización”.
Brillante historial de un regimiento
El
Regimiento de Infantería Argel 27 (suprimido desde 1965) tiene una
antigüedad de nada menos que 330 años, al crearse en 1694. Lo hizo con
el nombre de Tercio Provincial Nuevo de Segovia, por Real Cédula de
Carlos II. Lo formaban oficiales veteranos y estaba compuesto por quince
compañías, con mil plazas en total, y cuyo jefe era el maestre de campo
Francisco de Luna y Carcano, y cuya guarnición estaba en Zaragoza. En
el mismo año de su creación es enviado a África, y aunque se distinguió,
el precio caro que pagó fueron sus numerosas bajas. Años después de
1762 sale para Pescara (Italia) por la guerra de Lombardía. Dos años
después entra en la guerra con Portugal, siendo mandado personalmente
por Felipe V.
Soldados del Batallón Argel en las posiciones de Ifni.
Desde la anterior fecha, el regimiento Argel pasó por varias
denominaciones y su actividad fue constante, participando en numerosas
campañas lo mismo en España que en el extranjero, pero sería en 1943
cuando adoptaba el nombre con el cual vería su desaparición, que era
Regimiento de Infantería Argel 27, y quedaba encuadrado en la 12ª
División.
Los distintos batallones de este regimiento
recibieron importantes condecoraciones por su heroísmo. El 2º Batallón
fue condecorado con la Medalla Militar por su actuación en Escamplero
(Asturias). El 3º Batallón fue recompensado con la misma condecoración
por su heroísmo en el Cinturón de Hierro y Cataluña, y el 6º Batallón
también recibió la Medalla Militar por su actuación en el frente de
Usera (Madrid). Curiosamente este regimiento en 1931 con motivo de la
reorganización del Ejército, al crearse el Regimiento de Infantería 21,
lo hace mediante la unión del Batallón de Montaña Gomera-Hierro Nº 11 y
el Regimiento de Infantería Segovia Nº 75.
El escudo de armas
de este regimiento está compuesto por un trae de plata y el celebrado
Acueducto de Segovia, al timbre Corona Real. Sus armas se deben a la
procedencia del Tercio Nuevo de Segovia, y este regimiento veneraba por
patrono a San Frutos Patrón que lo es también de Segovia. Hoy todos
estos recuerdos reposan en el Museo del Ejército.
El testimonio de un cabo de complemento
Rodrigo
Cadenas Rodríguez es un extremeño que presume con mucho orgullo de su
pueblo natal Conquista de la Sierra (Cáceres). Y tiene razón para su
orgullo, ya que su tierra dio a España grandes figuras de la historia.
Ahí está Francisco Pizarro, García de Paredes, Juan Carvajal, Antonio
Hurtado y muy especialmente un hijo de Trujillo, Diego García de
Paredes, al que dio celebridad Miguel de Cervantes en El Quijote,
llamándole el Sansón Extremeño, siendo un destacado militar en Nápoles a
las órdenes del Gran Capitán. Los cacereños, aunque de escasa cultura,
tienen un gran mérito, ya que son nobles, hospitalarios y más
aventureros que laboriosos.
Cabo de complemento de Infantería Rodrigo Cadena Rodríguez.
Rodrigo Cadenas pertenece al Reemplazo de 1957, y en cuyo sorteo le
correspondió cumplir sus deberes con la Patria en el Regimiento de
Infantería Argel 27 de guarnición en Cáceres. Tras jurar Bandera apenas
transcurridos dos meses el 21 de junio de 1958, salía para Cádiz con el
Batallón Expedicionario Argel 27, rumbo a los territorios del África
Occidental Española. Aquel día, en la estación de ferrocarril de
Cáceres, un norme gentío entre compañeros y familiares despedía a los
más de medio millar de soldados del Regimiento Argel 27.
"En
sus vivencias Rodrigo Cadenas narra varias emboscadas y tiroteos que
mantuvieron contra los rebeldes del llamado Ejército de Liberación
Marroquí"
Este
extremeño, como cabo de complemento, iba en la 3ª sección de la 1ª
compañía y cuenta con emoción cuando a las 11 de la noche del 21 de
junio en el Muelle de Cádiz subían con toda su impedimenta en el Buque
Cabo de Hornos. Con un viaje nada agradable, por la masificación de
personal y su impedimenta, y con lo que conlleva el mareo de quien no
está acostumbrado a los vaivenes del mar, días después divisaban la
costa de Sidi Ifni, realizando el desembarco con múltiples problemas a
través de redes en Barcazas de Desembarco, sin apenas conocer un
descanso tras ese duro viaje. Al día siguiente de su llegada relevaban
en las posiciones al Batallón Expedicionario Pavia, transcurriendo todos
estos meses de verano entre el Buyarifen, La Saguia, Huerta Madame y
otros, con esporádicos paqueos de fusil y alguna explosión por la noche,
producida por pisar minas las hienas que iban en busca de comida.
En
sus vivencias Rodrigo Cadenas narra varias emboscadas y tiroteos que
mantuvieron contra los rebeldes del llamado Ejército de Liberación
Marroquí. Afortunadamente todo quedaba en sustos pero sin bajas. Allí en
las trincheras, dice Rodrigo, que era una vida dura, apenas tenían agua
y para suplirla cortaban hojas de tunera y chupaban el líquido que
desprendían, y las comidas muy repetitivas pero así era y así había que
aceptarlo.
Tanto el Batallón Argel 27 como el resto de
unidades, se hallaban desplegados en lo que el Estado Mayor del África
Occidental Española, documento de la 3º Sección denominaba Plan Cerrojo,
cuya idea de maniobra era organizar y defender una posición defensiva
que garantice la posesión de Sidi Ifni y cubra su casco urbano, y según
el Estado Mayor, enfrente tenían por una parte unos 500 hombres y por
otro lado unos 3.500. Pocos meses después aparecía frente a Ifni un
buque que era el Virgen de África, embarcando en el mismo el Batallón
Argel, y tras escala en Las Palmas, Tánger y Ceuta, por ferrocarril
regresaban a Cáceres los valientes soldados del batallón, donde eran
recibidos por una multitud entre lágrimas y abrazos. Lo cierto es que
Rodrigo Cadenas Rodriguez afirma una gran verdad: “en las guerras todo
el mundo pierde y nadie gana”.
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