Fuente: Canarias Ahora.es
En la época de la ex colonia española, miles de canarios dieron el
salto al Sahara. En El Aaiún convivieron con los saharuis puerta con
puerta.
El recuerdo de los isleños sigue vivo desde 1975
Imagen actual de Zemla, antiguo barrio de Casa Piedra, donde habitaron cientos de canarios (E.C. / ACN)
"Los canarios y los saharauis éramos como hermanos". Sentado sobre
la alfombra de su acogedora casa, Mohamed bebe unos sorbos de té
mientras recuerda con añoranza la convivencia con los isleños durante
la época de colonización española. Para llegar a su pequeño hogar hay
que callejear por el caótico y deprimido barrio de Zemla, el antiguo
Casa Piedra.
Si los edificios no hubieran seguido multiplicándose tras la salida
de los españoles, desde su ventana se asomaría Barrio Cementerio. "Allí
nació El Aaiún", relata. "En esa zona había muchos canarios, vivíamos
puerta con puerta".
Más de 20.000 personas procedentes de las Islas poblaron durante
esos años las ciudades saharauis. No en vano, sólo cien kilómetros
separan el Faro de la Entellada, en Fuerteventura, de la costa
sahariana.
Mohamed, que arrastra a sus espaldas casi 70 años, ha borrado de su
memoria nombres y apellidos, pero no ha olvidado las visitas que hacía
a Canarias. "Para abastecer mi negocio de electrónica viajaba con mi
padre cada dos o tres meses a Las Palmas de Gran Canaria; me encantaba
pasear por Las Canteras".
En Colominas, Ahmed –rondando los 70- destaca el carácter abierto
"de los canarios que convivieron con nosotros; nos mezclábamos mucho
con todos los españoles, pero siempre hubo más afinidad con nuestro
pueblo vecino".
Rebusca en el baúl de aquellos años y nombra a Paco, "un canario que
tenía una tienda de fotos", que luego pasó a manos de un saharaui. Y la
librería Villodre, "también de una familia canaria", cerca del cine
Dunas, "el único de la ciudad, donde recuerdo haber visto Tarzán o Río Bravo".
Rafael Muñiz vivió la época de colonización española y hace unos
años regresó de nuevo al Sahara. "Había muchos españoles, de todos
sitios, pero los canarios siempre fueron muy numerosos", recuerda
sentado en el despacho de la parte trasera de la iglesia, donde todavía
oficia misas los fines de semana para una decena de cristianos de la
Misión de Naciones Unidas para el Sahara Occidental (Minurso).
Papas 'arrugás'
"Al principio sólo venían soldados, que se instalaron en las
habitaciones de la residencia de la Iglesia". Allí administraban su bar
y de vez en cuando se podía beber incluso alguna cerveza. Nunca
faltaban las papas arrugás.
Muchos de los canarios, recuerda, trabajaban en la construcción. Y
con cariño y la sonrisa asomando en su rostro rememora cómo se decían
los unos a los otros: "Anda, mándala p´abajo, que yo la jalo".
A partir de los años 30 había ya algunas familias españolas, pero no
empezó a poblarse definitivamente El Aaiún hasta 1963, cuando
comenzaron a explotarse los yacimientos de fosfatos de Fos Bucraa. "Los
que iban llegando pasaban por la Iglesia para que les ayudáramos a
buscar trabajo, hacíamos de intermediarios".
Rafael suspira con nostalgia cuando recuerda las colecciones de
sellos que vendían en la librería Villodre, que luego pasó a manos de
Ali. "Siempre habla de esa familia, a la que quiere como a la suya
propia".
Algunos canarios pasaron en la ex colonia más de 40 años. Primero,
en Ifni, donde protagonizaron su expansión económica. Y dos o tres
veces al mes, ya en 1935, cargaban barcos con provisiones, telas,
especies o material de construcción para la ciudad.
Hoy, la firma Tirma preside las puertas de algunas tiendas de
comestibles en El Aaiún, las agencias de viaje anuncian vuelos a
Canarias con Binter e Islas Airways, empresarios canarios invierten en
el ladrillo y los camiones de Agua de Teror aparcan en las calles de la
capital de la ex colonia española, que espera desde hace tres décadas
una resolución en el marco de Naciones Unidas al conflicto del Sahara
Occidental.
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