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De oposiciones en Madrid
Edificio del Ministerio de Marina (hoy en día Cuartel General de la Armada), Madrid.
Así que con el uniforme de Tirador, chilaba y
tarbuch incluidos, el 22 de Octubre de 1.961 tomábamos un avión de
Iberia que nos llevó a Las Palmas y desde allí directamente a Madrid,
donde al siguiente día -23- acudimos al Ministerio de Marina para ser
provistos de las pertinentes acreditaciones a la convocatoria. Lo
exótico de nuestra vestimenta, las insignias y faja azul
–reglamentaria- y cierto aire de ¿chulería? hizo que a nuestro paso por
aquellas dependencias más de un marinero, despistado, nos saludara con
toda seriedad.
Con la documentación en regla para poder viajar sin
contratiempos y con seis días por delante, Eduardo se fue a Valencia y
yo a Murcia en donde pude pasar unas entrañables fechas con la familia
que –ya lo he dicho antes- era el objetivo secreto del viaje.
En el Botiquín “estudiando” los temas de la oposición.
Los seis días transcurrieron rápidamente y el día 30
nos presentamos ante el Tribunal de oposiciones que presidía un
Coronel-Médico, quien no me quitaba el ojo de encima, seguramente por
la vestimenta tan peculiar que llevaba, aunque no me dijo ni una
palabra. Resultó que ese primer ejercicio consistía en un psicotécnico
y al finalizarlo, nuestra primera decepción: No era eliminatorio, por
lo que no podíamos volver a Ifni ya que nos citaron para el segundo
ejercicio, a realizar en el siguiente día.
Como no habíamos estudiado el temario y aunque por tener la Carrera
recién terminada tal vez pudiéramos contestar alguna cosa, decidimos
dejar en blanco el examen que era escrito y lo entregamos al Tribunal
que nos citó para el día 7 de Noviembre con el fin de sernos comunicado
el resultado.
Ni que decir tiene que otra vez nos fuimos a
nuestras casas para volver el día 10, calculando que para esa fecha nos
tocaría “leer” a nosotros. El cálculo fue erróneo ya que en el momento
de nuestra llegada estaban llevándose a cabo los exámenes orales.
Nosotros tan solo deseábamos un certificado acreditativo de habernos
examinado y el suspenso correspondiente para poderlo presentar en
nuestra Unidad.
Eduardo y yo tuvimos que enfrentarnos con el Presidente del Tribunal al
que –ingenuamente- tratábamos de impresionar con el uniforme de
Tiradores, con las insignias y con la cantinela de que habíamos venido
desde Sidi Ifni para los exámenes. Nos echó una bronca y cuando se
cansó de tomarnos el pelo le dijo al Capitán-Secretario que nos hiciera
el certificado que tanto deseábamos y “Suerte Mulana”, como se decía en
el Territorio. Como a la “papela” le puso fecha 14 de Noviembre aún
pudimos volver a nuestros hogares para la postrera despedida familiar.
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