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Sahara: EE.UU., Francia, Marruecos y España Imprimir E-Mail
Artículos digitales
Escrito por José María Manrique   
miércoles, 21 de abril de 2010
Índice del Artículo
Sahara: EE.UU., Francia, Marruecos y España
Antecedentes lejanos
El largo camino de la Marcha Verde
Los Acuerdos de Madrid
Al final, la guerra. Y sus consecuencias
Los intereses en la zona
La evolución de la situación legal
Notas a pié de página

El largo camino de la Marcha Verde 

Para muchos observadores, superficiales o interesados, la inestabilidad de Portugal tras “la revolución de los claveles”, y la avanzada edad de Franco, impulsaron a Estados Unidos a buscar una solución a la zona saharaui. La verdad es que aquello no era más que parte de los intereses que coincidían en la zona, empezando por el estado marroquí y continuando por Francia, su mentor. Así mismo la URSS ambicionaba asentarse más sólidamente en aquella parte de África, especialmente a través de Argelia, feroz enemigo de Marruecos. 

Los dos años anteriores a la muerte del Caudillo hubo un estado permanente agresión encubierta por parte de Marruecos, sin duda alentado por los coincidentes apoyos franceses y norteamericanos.

Franco, el 21 de septiembre de 1973, dijo a la Yemáa, la Asamblea de Notables saharauis (Carta a la Yemáa, enviada a la ONU como justificación de la política descolonizadora del gobierno español):

"El Estado Español reitera y garantiza solemnemente que la población del Sahara determinará libremente su futuro. Esta autodeterminación tendrá lugar cuando lo solicite libremente la población, de conformidad con lo expuesto por la Asamblea General de la ONU. El Estado Español garantiza la integridad territorial del Sahara". 

Una semana después, el 27 de septiembre, el ministro López Rodó afirmó ante la ONU:

"En dos o tres años (los saharauis) ejercitarán la autodeterminación y podrán ser un estado independiente". 

El 20 de agosto de 1974 el Gobierno Español envió el siguiente mensaje al Secretario General de la ONU:

"El Gobierno Español celebrará un referéndum, bajo los auspicios y garantías de las NN. UU., dentro de los seis primeros meses de 1975 [3]" . 

Ocho días después, Hassan II manifestó, por radio y televisión, que tomaría el té en El Aaiún, a la vez que enviaba unidades acorazadas a la frontera Sur. Aquello produjo el despliegue casi permanente de las unidades españolas en el Sahara.

En los meses siguientes se produjeron una serie de ataques, fundamentalmente marroquíes, a través del FLUS (Frente de Liberación y Unidad del Sahara) y también con unidades regulares, así como del proargelino Frente Polisario; en total fueron unas veinte acciones que causaron decenas de muertos y heridos [4]. Por supuesto, antes también había habido incidentes, pero en menor cantidad y peligrosidad.

En abril de 1975 hubo una reunión entre representantes de Presidencia de Gobierno y del Alto Estado Mayor; pues bien, en la misma los militares del “Alto” defendieron la entrega del Sahara a Marruecos, apoyándose en que un posible estado independiente, en manos de un Polisario pro-argelino, haría que el MPAIAC (Movimiento Para la Independencia y Autodeterminación del Archipiélago Canario) se fortaleciera, además de que las concesiones a Marruecos haría que éste se olvidara de Ceuta y Melilla; también se distorsionaron los estados de opinión de las guarniciones españolas en el Territorio, rebajando la moral de las tropas y apuntando también, falsamente, los deseos de entrega [5] . Gutiérrez Mellado estaba destinado entonces en el AEM en el empleo de General de División.

El 14 de mayo visitó Aaiún la Delegación de la ONU, produciéndose multitudinarias manifestaciones a favor de la independencia.

Por documentos desclasificados muchos años después, se ha sabido que el 21 de agosto de 1975 el Departamento de Estado norteamericano dio luz verde a un proyecto estratégico secreto de la CIA, financiado por Arabia Saudí, para arrebatar el Sahara [6] ; aquellos 270.000 Km2 eran vitales desde el punto geoestratégico, además de ser muy ricos en pesca, fosfatos, hierro, petróleo y gas. El plan, que se gestó en Londres, consistiría en invadir la zona, mediante una marcha “pacífica” de unos 300.000 ciudadanos marroquíes que se harían pasar por antiguos habitantes del territorio, para forzar la voluntad de resistencia española. El 6 de octubre el Servicio de Inteligencia del Ejército español informó al Caudillo, que tenía su salud ya muy resentida, de los planes de EE.UU. en relación con el Sahara; la noche del 12 Franco sufrió un infarto de miocardio y en días posteriores varias anginas de repetición, quedando su corazón muy debilitado.

La Comisión de la ONU que había visitado recientemente el Sahara concluyó el 15 de octubre que:

"Se ha comprobado que la población, o por lo menas la casi unaminidad de las personas que ha consultado, se ha pronunciado a favor de la independencia y en contra de las reivindicaciones de Marruecos y Mauritania". 

Un día después, el Tribunal Internacional de La Haya estableció que no había ningún vínculo de soberanía territorial entre el Sahara Occidental, por una parte, y el Reino de Marruecos o Mauritania por otra. Hassan II respondió anunciando la “Marcha Verde”.

El 17 de octubre Franco presidió, monitorizado y bajo vigilancia médica, su último Consejo de Ministros; en el mismo se abordaron las cuestiones del Sahara Occidental. Durante el mismo Franco declaró la guerra a Marruecos [7] ; sus palabras fueron: “declararemos la Guerra a Marruecos aunque dure 10 años”; a continuación sufrió un infarto de miocardio y Arias, Jefe del Gobierno, hizo caso omiso a la orden del Jefe del Estado; seguramente a esta jornada pertenecen las frases que pronunció en su ya estado agónico: “¡que llamen a Yagüe!”, sin duda recordando en su delirio al general “que lo arreglaba todo”. En aquel mismo Consejo de Ministros, más tarde, se tomó la decisión de abandonar el Sahara [8] .

El 20 de octubre la ya precaria salud del Generalísimo empeoró ostensiblemente al sufrir un nuevo ataque al corazón. Al día siguiente el príncipe Juan Carlos de Borbón se negó a aceptar la Jefatura del Estado con carácter interino, solicitando plenos poderes, sin duda para poder actuar en el Sahara con libertad.

Carlos Arias Navarro, Presidente del Gobierno desde el sombrío asesinato del Almirante Carrero, había establecido ya el día 18, bajo la clasificación de máximo secreto, la fecha del 10 de noviembre para el inicio de la “Operación Golondrina”, es decir, la retirada de las fuerzas militares españolas del Territorio. Aquel mismo día tres vehículos del 3º Tercio cayeron en un campo de minas tendido por los marroquíes en Temboscai (al Norte de Dahora-Haunía), muriendo un legionario y resultando heridos cuatro más, incluido un capitán.

El día 21 se intercambiaron prisioneros con el Frente Polisario y el 22 se reunieron en Mahbes el General Gómez de Salazar, Gobernador del Sahara, y representantes del Polisario [9] : prácticamente se les ofreció la independencia (que era la idea de siempre del Gobierno Español), pero, como dijo el Coronel Rodríguez de Viguri: Madrid nos engañaba a nosotros, porque, mientras intentábamos (los del Gobierno del Sahara) hacerlo todo bien, ellos pactaban con el lobby marroquí, que fue quien al final ganó. Ese mismo día el Presidente del Gobierno español, Arias Navarro, mandó a Solís Ruiz a Rabat, prometiendo negociaciones sobre el tema en cuanto la situación del Caudillo mejorara.

El “lobby” promarroquí lo formaban el príncipe, el presidente del Gobierno, el ministro de la Presidencia Antonio Carro Martínez y el ministro José Solís Ruiz, con el respaldo de sectores del Alto Estado Mayor, especialmente del hombre fuerte de los servicios secretos desde la más inmediata posguerra, el General Manuel Gutiérrez Mellado, el cual no tenía rival desde que el SECED (Servicio Central de Documentación) de Carrero-San Martín desapareció, en la práctica, tras el nunca verdaderamente investigado asesinato del Almirante.

El Boletín Oficial del Estado del día 25 de octubre publicó el proyecto de ley de descolonización del Sahara. 

La Marcha Verde comenzó, en territorio marroquí, el 26 de octubre. Toda la planificación operativa y la organización logística habían corrido a cargo de técnicos norteamericanos.

El 30 de octubre de 1975 Juan Carlos de Borbón se hizo cargo de la jefatura del Estado Español, según el artículo 11 de la Ley Orgánica del Estado. Al día siguiente presidió un Consejo de Ministros en La Zarzuela, con el Sahara como tema casi monográfico y asistiendo como invitado el Jefe del Alto Estado Mayor, Carlos Fernández Vallespín; el príncipe manifestó su férrea determinación de ponerse al frente de la situación, pero ocultando que ya había enviado a Washington su hombre de confianza, Manuel Prado y Colón de Carvajal, para solicitar la ayuda de Henry Kissinger [10] , además de la conocida visita de Solís a Rabat. Sin duda era consciente de que una guerra en aquellos momentos podría precipitar los acontecimientos al estilo de Portugal, dada la oposición norteamericana y francesa, a la que se podría sumar la soviética; además, el recuerdo de la casta guerrera que se formó en la Guerra de África entre 1909 y 1921 no era, para muchos, nada tranquilizador.

El Washintong Post de 3 de abril 1983 publicó que, en 1975, el entonces secretario de Estado, Henry Kissinger, hombre ligado a la Trilateral y a la banca judía, forzó la retirada de España del territorio del Sahara “en condiciones y bajo formas penosas”, y que el acuerdo de Madrid para su entrega a Marruecos fue negociado por el subdirector de la CIA, Vernon Walters (el cual lo reconoce en “Silent Missions”) [11] .

Uno de los primeros actos del príncipe como Jefe de Estado en funciones fue firmar una declaración de principios relativa a la renovación del Acuerdo con los Estados Unidos. Carrero Blanco quería elevar el acuerdo a la categoría de tratado y desde su asesinato estaba pendiente el asunto.

El Secretario de Estado norteamericano, último responsable de la Marcha Verde, intercedió ante Hassan II y en las siguientes horas se pergeñó un pacto secreto por el que Juan Carlos se comprometía a entregar el Sahara Español a Marruecos (tras unas amañadas conversaciones políticas en Madrid), a cambio del total apoyo político americano en su próxima andadura como “rey democrático” de España [12] .

Aquel día 30 se desarmó a los soldados nativos de Nómadas y la Policía.

Imagen de Juan Carlos 
Borbón en el Sahara EspañolEl 2 de noviembre el príncipe visitó El Aaiún en un viaje sorpresa. En el Casino Militar dijo a los oficiales de las tropas allí destacadas: "España no dará un paso atrás, cumplirá todos sus compromisos, respetará el derecho de los saharauis a ser libres … No dudéis que vuestro comandante en jefe estará aquí, con todos vosotros, en cuanto suene el primer disparo". 

La Marcha Verde, portando bastantes banderas norteamericanas, invadió la provincia africana española el 6 de noviembre, penetrando unas 300.000 personas algunos kilómetros, hasta los campos de minas españoles; España dio un ultimátum a Marruecos y, posteriormente, alegó que la Marcha no ha invadido la “frontera militar”, como si con esa excusa no hubiera pasado nada. Mientras Franco estaba agonizando, el Gobierno hasta se permitió la desvergüenza de enviar al Ministro de la Presidencia en visita de cortesía a los campamentos marroquíes. La ONU, aparentemente incómoda y desinformada, urgió a Marruecos a retirarse y a respetar la legalidad internacional. El día 9 Hassan II dio por alcanzados todos sus objetivos en el Sahara y, en espera de las conversaciones de Madrid retiró los campamentos de la Marcha Verde a Tarfaya. Argelia protestó y retiró su embajador en Rabat. Los polisarios, y los saharauis en general, traicionados por España, se aprestaron a la lucha.



 
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