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Juan Miguel Jiménez García
En el Campamento de Reclutas.
De la Vega Baja, en este caso de Daya Nueva, es JUAN-MIGUEL JIMENEZ
GARCIA, agricultor con terrenos propios, tractorista, industrial
cosechero que con sus máquinas trilladoras ha acudido, año tras años, a
las tierras de Aragón.
En la mili ya tenía conocimientos mecánicos pues consiguió "enchufarse"
en la compañía Mixta como ayudante de la cuba de suministro de agua, y
más adelante como conductor de camión y de lo que se terciara. Él, y el
gallego Murga, eran los mejores de la Unidad.
En la fotografía puede apreciarse como era el campamento de la Policía
de Ifni al llegar los primeros reclutas. Aun no se habían montado las
tiendas de campaña y ya exigían un afeitado perfecto. Juan Miguel,
mirando a la cámara, me está sosteniendo el espejo de mano mientras me
rasuro.
En las cocheras.
No es necesario insistir en la dureza de aquel periodo de reclutas que
se prolongó durante cuatro meses aquel año de 1.961, y que para los
"destinos" tras la jura de bandera (el 14 de Mayo) tuvo un plus añadido
de penosidad ya que los mandos pensaron (con razón) de que nos íbamos a
salvar de muchos servicios, y a lo largo de dos meses (finalizamos el 19
de Julio) nos adjudicaban todas las patrullas nocturnas por el poblado
indígena, con lo que nos eran sustraídas muchas horas de sueño.
Afortunadamente éramos jóvenes y lo pudimos resistir.
Una vez en la compañía Mixta, Juan-Miguel se pegó como una lapa al moro
larguirucho, conductor del camión cuba mercedes, y después del desayuno y
el arranque de los vehículos, que en muchas ocasiones tenía que
llevarse a efecto a fuerza de empujones, ya que el parque
automovilístico que teníamos era una auténtica birria, desaparecía hasta
la hora del rancho, y las tardes solía pasarlas en la cantina o en el
dormitorio, aunque sin descuidar todos los servicios cuarteleros que los
40 policías destinados en la Mixta tenían que efectuar. Y encima, en
los primeros días del mes de enero de 1.962, la compañía pasó a
denominarse Grupo Mixto y el mando se le dio al recientemente ascendido
comandante Castilla, que le dio por hacer obras y más obras, en las que
tuvimos que participar todos, sin distinciones (excepto los jefes, claro
está).
Enmarcados.
Como las obras afectaron al dormitorio, la tropa tuvo que ser alojada en
las cocheras de los camiones (arriba) y se elaboraban "cuadros" como el
de la foto de abajo, en la que Juan-Miguel es el primero por la
derecha, enmarcado conmigo (llevo gafas de sol), Carlos Cubos y el
"Quillo" (también con gafas), un bonito retrato.
Durante muchos años nos perdimos la pista hasta que, tras el reencuentro
con Modesto, pudimos un día reunirnos cuatro de los amigos en un
restaurante que regenta una de las hijas de Juan-Miguel, la que nos tomó
la siguiente fotografía:
Reencuentro de los cuatro amigos.
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