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'Salimos del Sáhara con el rabo entre las piernas'
Fuente: El Temps nº 1.382, pp. 33 y 34 (en catalán)
Autor: Àlex Milian
Traducción: Manuel Jorques ortiz
Llegó usted al Sáhara en 1.974 para dirigir Radio Sáhara ¿Qué ambiente encontró?
Ya había estado en 1.971, en viaje de turismo en el que hice amistad con algunos saharauis, que mantuve en viajes posteriores. En 1.974 fui a consecuencia de un cambio en el gobierno general del Sáhara y en la política española sobre el territorio, que ahora se encaminaba a preparar la autodeterminación del territorio. Por eso se envió un nuevo equipo de gobierno al Sáhara, formado por Federico Gómez de Salazar como gobernador general, que eligió como su segundo a Rodríguez de Viguri, un coronel amigo suyo que era un personaje curioso, según explico en mi libro.
"Después de destituirme como director de La Realidad vinieron a buscarme unos militares. Me dijeron que si no me iba antes de 24 horas, me matarían".
Dice usted que tenía estudios
Se hizo militar después de terminar sus estudios universitarios. Fue después de la guerra, empujado por el enfrentamiento, pero era licenciado en filología semítica. Una vez en el ejército se licenció, además, en Derecho. Pese a que era un militar de procedencia franquista, no había perdido su mentalidad civil. Sabía que una cosa era el ejército y otra la sociedad civil. Cosa muy útil ya que tenía el encargo de cambiar la política en el Sáhara, territorio que siempre habían controlado los militares a los que, evidentemente, eso de la autodeterminación les parecía una gran traición hacia España. En aquellos momentos, para los intereses de España en la ONU, la autodeterminación del Sáhara era lo correcto. Rodríguez de Viguri lo entendió perfectamente y llevó a efecto esa política.
¿En ese contexto llegó usted?
Sí. A mi ofrecieron ir en calidad de periodista y me incorporo, el 1 de Octubre de 1.974, para dirigir Radio Sáhara. No se ha dado demasiada importancia, pero tuvo muchísima porque en un territorio tan extenso, desértico, sin carreteras ni red telefónica, la radio llegaba a todas partes. La radio ya estaba montada y a mí me encargaron arabizarla, efectuar emisiones en hassanía, que es la lengua local, y cambiar el discurso político, que había sido demasiado españolista y en aquel momento ya podía dedicarse a encaminar a la gente hacia la autodeterminación y la independencia.
Pablo-Ignacio de Dalmases, autor de "Huracán sobre el Sáhara" (Ed. Base, 2.010), fue director de Radio Sáhara y fundador y director de “La Realidad”, de El Aaiun. El gobernador le cerró el diario cuando publicó el posible acuerdo hispano-marroquí, en 1.975
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¿Quién le hizo a usted tal encargo?
El gobierno de Madrid y el gobernador general del Sáhara. Yo dependía del gobierno y despachaba cada tarde con Viguri. No lo conocía de nada, pero enseguida establecimos una afinidad estupenda y me dio vía libre: “Mire usted, Dalmases –me dijo-, haga todo aquello que quiera ya que tiene la máxima confianza, pero también la máxima responsabilidad”. Él siempre me defendió, pese a que la nueva política comunicativa no era entendida por los militares. Me enfrenté con ellos sin quererlo.
Usted cumplía el encargo
Era un encargo del gobierno. Pero a veces determinados grupos militares no
lo entendían. Fuera como fuese, la radio no fue tan conflictiva por aquello de “las palabras se las lleva el viento” y porque los mensajes más conflictivos –los que hablaban de la autodeterminación- no se emitían en español sino en hassanía. Pero un día Viguri me propuso crear un diario.
¿Y el diario estorbaba más que la radio?
Si, porque scripta manent. Lo que escribes queda escrito y, si no gusta a un militar, este lo envía a otro o al Servicio Central de Documentación, el espionaje, que dependía de la presidencia del gobierno. La Realidad tuvo un éxito acaparador inmediato, porque allí la información política siempre había sido muy cerrada. Viguri me dijo que explicáramos todo lo que pasaba, excepto los secretos militares. Hablamos de la visita de la misión de la ONU, de las deliberaciones del Tribunal de Justicia de La Haya… Para los militares fue terrible ¡y encima venía desde un diario del gobierno!
¿Y le hicieron cerrarlo?
Pronto empezó la Marcha Verde y nosotros dimos la noticia. La política española sobre el Sáhara daba tantos bandazos que Viguri estuvo a punto de dimitir. Pidió un permiso y se fue a Madrid, en el momento culminante de la Marcha. En plena crisis, cuando parecía que se iba a declarar la guerra entre España y Marruecos, llegó una noticia de la agencia EFE según la que el hermano del rey de Marruecos, Hassan II, había declarado que “España y Marruecos estaban condenadas a entenderse” y que España entregaría el Sáhara a Marruecos. Eso, para mí, era un “caramelo periodístico”. La di en primera plana y a cinco columnas.
Es normal
Al día siguiente, en una hora se agotaron los diarios.
¿Los saharauis se alarmaron?
Sí. Viguri que era la persona que me apoyaba, estaba en Madrid, enfadado por la situación. Yo estaba, por lo tanto, sin su soporte. Por la tarde me hicieron ir al gobierno general y me destituyeron.
¿Quién? ¿Gómez de Salazar?
No. Gómez no quiso verme. Me destituyó su segundo, el teniente coronel Rafael de Valdés. Al día siguiente se declaró el estado de alarma y El Aaiun fue envuelto de tanques, de alambre espinoso, para separar el barrio antiguo del europeo. A mí me vinieron a buscar a casa unos oficiales para castigarme. No fue una cosa oficial, sino los del bunquer de arena, como yo los llamo.
¿Los más peligrosos?
Sí. Me dijeron que si antes de 24 horas no me iba del territorio me matarían. Viguri ya había vuelto. Se soliviantó ante la amenaza, pero me dio el pasaporte y me hizo marcharme. “Que pase unas buenas navidades y después ya hablaremos”, me dijo.
¿Fue usted testigo de la evacuación?
En parte, sí. La evacuación empezó a prepararla Viguri en el verano de 1.975, de una manera ordenada. Tenía previsto evacuar a los civiles, dado que las unidades militares no dependían de él. Su cargo era el equivalente a un gobernador civil. Lo planificó todo a través de lo que se denominó Operación Golondrina, pensada para efectuar en el plazo de seis meses, como un proceso de descolonización. Pero en octubre todo se precipitó y se tuvo que hacer con muchas prisas.
¿Por qué el gobierno español cambió de opinión sobre el Sáhara?
Está claro que Franco no era partidario de entregar el Sáhara a Marruecos. Lo explica Jaime de Piniés, que fue embajador español en la ONU, en un escrito sobre su última visita a Franco. Afirma que hablaron sobre el problema del Sáhara y que no lo vio nada partidario de entregarlo a Marruecos. “Aún más –dice Piniés-, me dijo que Marruecos era nuestro enemigo permanente y que era posible que tuvieran que declararle la guerra otra vez más”. Eso lo dice Piniés. Otros autores hablan del famoso último consejo de ministros de Franco, a principios de noviembre de 1.975. Los médicos le autorizaron a presidirlo, llevando esas ventosas que te ponen para controlarte el corazón. Hablaron Arias Navarro, el ministro de Asuntos Exteriores, Cortina Mauri y cuando, al parecer, Franco se enteró de lo que pasaba en el Sáhara, algunos testigos afirman que dijo: “¡Eso es la guerra!” En aquellos momentos se dispararon todas las alarmas de los aparatos que le controlaban el ritmo cardiaco, entraron los médicos y se lo llevaron. Ya no salió de la cama.
¿Por que, entonces, el gobierno español deja el Sáhara?
Pues, simplemente, por la coincidencia de la enfermedad. Y porque habían opiniones favorables a Marruecos, dos fundamentalmente: Parece ser que el Alto Estado Mayor –formado por los estados mayores de los tres ejércitos- era partidario de entregar el Sáhara, al estimar como un peligro un nuevo país alineado con Argelia. Por otro lado, posiblemente existía un lobby empresarial que también defendía esta solución: empresarios españoles con intereses en Marruecos que también influyeron. Entre la enfermedad de Franco y la Marcha Verde, convencieron a Arias Navarro.
“Hubo un intento de atentar contra la Delegación de Marruecos para provocar la guerra”
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Pero, quien se desplazó al Sáhara fue Juan Carlos
El rey hizo una visita, encaminada a apaciguar a los militares, contrarios a la independencia, y que en aquel momento se sentían traicionados. Existió un intento de alzamiento militar, de explosionar el parador nacional de El Aaiun, destruir a la delegación marroquí y provocar la guerra. Lo intentó Ricardo Ramos Alcaraz.
Otra teoría es que el gobierno lo vendió
No lo creo. Nos fuimos con el rabo entre las piernas. Pese a que los acuerdos de Madrid tenían unos apartados secretos, en los que se hablaba de una parte de los Fosfotatos de Bucraa, unos acuerdos de pesca y no sé que otras cosas más, que ellos no cumplieron nunca, el objetivo era salir del Sáhara porque Arias Navarro tenía miedo de una guerra con Marruecos con Franco a punto de morirse y el rey a punto de asumir la Jefatura del Estado.
¿No es posible que hubiera una compensación económica?
No lo creo. En todo caso, la razón no era económica. La razón de la entrega del Sáhara era quitarnos de encima un problema que parecía irresoluble en un momento difícil.
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