El puesto de Tiliuin bombardeado durante el asedio.
Muy poco se ha escrito sobre la realidad de la Guerra de Ifni y mucho de oído. Cierto es que cada uno de los aproximadamente diez mil soldados concentrados en Sidi Ifni en 1957-58, podían individualmente haber contado “su guerra”, pero nunca seria “la guerra” que la historia escrita debiera guardar para su conocimiento posterior.
Si así se pudieran haber unido esas diez mil vivencias, no dudo que, con algunos complementos, pudiera haberse escrito la historia real de la Guerra de Ifni con un porcentaje alto de veracidad. Serían las historias individuales contadas y contrastadas, tarea harto difícil, las que pudieran dar a luz nuestra historia de la Guerra de Ifni.
Hoy, pasado más de medio siglo, quedamos pocos que podamos contar “nuestra guerra”, pero tenemos la particularidad de haber estado, la mayoría, desde el inicio, y más o menos nos conocemos. Podemos así “filtrar” nuestra guerra. Pero he aquí que también hay más de un intruso que, dotado de gran imaginación, alardea e incluso escribe o comenta sus venturas y desventuras, cuando después resulta ser que sí estuvo en Ifni, pero en 196… Que sí, que lo pasaron mal, pero es otra historia, es otra “guerra”.
Puedo decir que hace unos cinco años, la Guerra de Ifni en la que yo participé, seguramente por higiene mental, era una página en blanco en mis recuerdos. No dudo que ayudado por mis veinte años fuera de España.
Ocurrió que un día por curiosidad acudí a una comida organizada por unos vete-ranos de “Ifni”. La verdad es que me encontraba desplazado, las conversaciones que escuchaba de sus vivencias en “Ifni” las narraban con tanta vehemencia que hacia sentir como si realmente hubieran estado en aquella nefasta guerra. Cuando pregunté a uno, me dijo que había estado en 1965, pero que tres de los meses de su mili los hizo en el Buyarifen, dicho con un tono de voz que denotaba un cierto fervor (no sabría decir si patrio o de orgullo) En la comida éramos 62 y sólo dos del 57-58.
Grupo de veteranos reunidos en una comida organizada en Alicante.
Fue a partir de dicha comida que empezaron a aflorar recuerdos, por cruentos y escondidos, y a interesarme por la historia de Ifni, de su guerra, del porqué y del cómo, de lo que yo viví y lo que pude ver y deducir.
Cinco años después, me doy cuenta que la historia de la Guerra de Ifni no está escrita de forma veraz y que no aparece en nuestra historia de España. Una mutilación hecha por motivos posiblemente inconfesables, algo penoso ha quedado silenciado. Voy a intentar hacer un pequeño apunte, ya que si lo tocásemos en profundidad nos daría para un libro.
Se trata de nuestros muertos desaparecidos, muertos cuyos cuerpos quedaron en el territorio de Ifni sin recibir sepultura, como “comida de chacales y otras alimañas” (lo escribí en algún relato, incluso lo comenté en la tele, pero debo decir que, aunque había certeza, había también mucho de oído)
Hace unos días recibí un correo de la sobrina de uno de los” muertos desaparecidos”, me preguntaba si, pasados tantos años, se podría reconstruir la vivencia de su tío, el sargento Osorio, en el puesto de Hameiduch. Me planteaba la posibilidad de ir al lugar para intentar recuperar, aunque solo fuese en parte, los restos mortales de su tío, o dejar unas flores en el lugar como homenaje póstumo. Me decía que su padre escribió multitud de veces a Defensa reclamando el cuerpo de su hermano, sin ningún resultado. Me hablaba de que a su tío lo degollaron y le amputaron los dos brazos, dejándolo en el lugar para los carroñeros, según le había dicho uno de los soldados del grupo que fue hecho prisionero.
Lo cierto es que si fue así o muerto a tiros, el cuerpo quedo sin recibir sepultura en un territorio ocupado por Marruecos, como así fue también, con seguridad, en el puesto de Tamucha y los otros puestos más débiles.
"Si la guarnición de Sidi Ifni era importante, en el territorio la situación resultaba muy distinta; los enlaces telefónicos estaban cortados y todos los puestos fueron atacados. En algunos la guarnición tenía cierta entidad (Tiugsa 177 hombres, El Tenin de Amel-lu 84, Telata de Isbuia 167, Tiliuin 63), pero otras, las más débiles, estaban acosadas por fuerzas muy superiores (Tamucha 49, Bifurna 6, Hameiduch 12, Tabelcut 12, Mesti 22, en Sidi Borya, Sidi Uarsig y Ug-gug, solo 3 policías) Se pierden, entre los días 24 y 25, Tamucha, Tabelcut, Hameiduch y Bifurna, desapareciendo los policías destacados en ellas. Pese a la resistencia realizada, con múltiples casos de heroísmo personal, la situación es un desastre comparable a otra escala al de Anual en 1921".
Muchas son las preguntas que siempre me he hecho: ¿cuál fue la razón para que la Operación Gento, con un importante despliegue de fuerza, organizada para el rescate de Tiugsa (Tagragra), no se acercara a los puestos de Tamucha y Hameiduch, a escasa distancia, a recoger los cuerpos para darles cristiana sepultura? Sin duda la respuesta está en que los altos mandos, en un acto de excesiva prudencia y un mucho de cobardía, prefirieron molestar lo menos posible al moro, olvidando el sagrado mandamiento cristiano de enterrar a los muertos. Nunca he comprendido a aquellos que proclaman haber ganado la guerra, tampoco el por qué no se evitó la masacre de estos puestos avanzados, sabiendo que el ataque era inminente. Tal vez porque los del SMO no éramos seres humanos para esa pandilla de altos mandos del Régimen que, dándose golpes de pecho con el rosario en la mano, optaron por correr un tupido velo, olvidarse y hacer olvidar el desastre de la Guerra de Ifni-Sáhara de 1957-58. Hoy sé con certeza lo que suponía.
El territorio de Ifni fue ocupado por Marruecos el 23 de noviembre de 1957, in-cluidos los cuerpos mortales de españoles que no recibieron sepultura. Me pregunto si este hecho no es suficiente para luchar por la verdad de la Guerra de Ifni-Sáhara. Yo moriré pensando que sí.
Adolfo Cano
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