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¡¡Esto se acaba, ya no hay quien lo pare!!
Esta exclamación, este grito, empezó a extenderse por el Tabor pues Radio Macuto empezó a propalar que el relevo estaba cerca y pronto volvíamos a Ceuta. Y las noticias se fueron confirmando oficialmente y comenzó la recogida de material y enseres. Los más optimistas creían ver ya por el horizonte el buque "Virgen de África" que venía a recogernos y los pesimistas, que siempre los hay, pensaban que el traslado podía no ser para Ceuta sino para el Sahara con el objetivo de relevar a alguna de las guarniciones allí destinadas. Entre rumores y desmentidos, esperanzas y desesperanzas fueron pasando los días hasta que por fin las noticias ciertas llegaron confirmando que el "Ciudad de Levante" y no el "Virgen de África" estaba fondeado frente a Sidi Ifni y la marcha era inminente.
Pero no tan inminente pues al buque había que llegar en vehículos anfibios y estos no podían operar cuando la mar estaba mala, condición que se daba cuando había más de siete olas lo cual dificultaba la maniobra. Y precisamente la mar se empeñó en que nuestra estancia en Ifni se prolongase y durante casi una semana estuvimos contando las olas para ver cuando podíamos embarcar, espera que como comprenderán se hizo eterna para todos. Por fin la mar se calmó y pudimos felizmente embarcar todo el contingente con el material correspondiente y lo que es más triste con los cadáveres de dos integrantes del Tabor, que fallecieron durante nuestra estancia en el territorio por heridas por arma de fuego, un cabo primero y un soldado.
La muerte del cabo primero, por un disparo fortuito con el arma reglamentaria, fue para mí el momento más triste y desagradable de toda mi estancia en el territorio, ya que fui de los primeros que acudió a socorrerle y a pesar de todos mis esfuerzos murió casi en el acto. La realización de la autopsia, en la que tuve que participar con otro compañero médico, la llegada de los familiares del difunto, el entierro, la exhumación de la fosa del cementerio para su traslado, el reconocimiento de los restos, son vivencias muy difíciles de olvidar entre otras cosas por ser la primera vez que me encontraba con este cuadro tan dramático. La muerte del soldado, también por arma de fuego, ocurrió antes de llegar yo, y no lo sufrí tanto por esta razón, pero aun no dejo de indignarme como desde la península se silenció entonces todo lo que pasó en Ifni, como si allí no hubiera ocurrido una guerra con muchos muertos y heridos, con muchas familias destrozadas, con muchos sufrimientos y calamidades de los que allí pasaron para defender lo que se nos decía que era una provincia española, según los decretos oficiales. Defensa inútil, cuando ya se pensaba en entregar el territorio como moneda de cambio cuando llegase la ocasión, pero defensa digna de admiración y elogio para los que allí estuvieron, por su sentido del honor y disciplina, luchando por algo que quizá ellos no comprendían y en el resto de España no se valoraba por desconocerlo.
Es triste que el pueblo español empezara a enterarse de que algo pasaba realmente en Ifni cuando por los medios de comunicación se difundía la importante noticia que Carmen Sevilla, Gila y el locutor Adolfo Fernández se habían trasladado a este territorio para alegrar las navidades del personal allí destinado. Alegres fotos de Carmen bailando con los soldados, de Gila micrófono en mano haciendo reír al auditorio y referencias gráficas a los aguinaldos que mandaban desde España, trataban de desdramatizar lo que allí estaba ocurriendo, y para describir la realidad a los periódicos de la época solo les autorizaban a publicar una simple nota en que se decía algo parecido:
"Incidentes en Ifni. Tropas irregulares marroquíes han atacado posiciones españolas en este territorio pero el ejército español ha respondido rápidamente restableciendo la calma. Durante el ataque hay que lamentar algunas bajas entre nuestras tropas".
Y lo que no se dijo fue que hubo 200 muertos en las tropas españolas, 128 heridos de gravedad y 108 desaparecidos, que dejaron graves secuelas físicas y psicológicas en muchas personas y familias.
De las posibles, y creemos merecidas, felicitaciones que pudiéramos haber recibido durante nuestra estancia allí, recojo la única referente a mi actuación en Ifni y que se recoge en mí Hoja de Servicios, en el que se copia un escrito dirigido al Comandante Jefe del Tabor de Maniobras de Regulares 3, en el que se dice:
"En virtud de escrito nº 1073 de fecha 5 de Enero del Excmo. Sr. Gobernador General de la provincia de Sidi Ifni es felicitada su Unidad por su excelente comportamiento".
El 19 de Junio de 1960 desembarcamos en Ceuta y con el regreso termina un periodo de mis relaciones con Marruecos con motivo de mi estancia en Ifni. En el muelle del puerto ceutí nos esperaban las dos caras de la moneda. La alegría de unos familiares que celebraban que los suyos volvieran sanos y salvos y el contraste de la tristeza y el llanto de otros, que venían a recoger los restos de los que fueron con vida y volvieron muertos.
Con el tiempo, los circuitos neuronales se deterioran, muchos recuerdos dejan de serlo y aparecen lagunas que solo referencias escritas ayudan a llenar. Se olvidan nombres y apellidos, se pueden haberse tergiversado algunas fechas o lugares, pero siempre queda lo que nos impactó mas y es lo que yo he querido reflejar en este capítulo. En las memorias publicadas de grandes personajes se suele a veces mezclar lo real y lo inventado para que la narración quede más amena, divertida o literaria, personalmente he querido huir de esto y solo he contado lo que de verdad me pasó o sentí, sin recoger ni escribir de nada de aquello que no tuviera seguridad de como, donde y cuando ocurrió.
Alejandro José Domingo Gutiérrez
Especialista en Medicina Interna, Endocrinología y Nutrición en el Hospital Quirón San Camilo.
Doctor en Medicina. Universidad complutense de Madrid.
Licenciado en Medicina y Cirugía, Farmacia, Derecho, Ciencias Políticas y Administración y Sociología.
Trayectoria profesional:
Jefe del departamento de Medicina en el Hospital Militar Central de la Defensa.
Jefe de la sección de Medicina Interna de la Residencia Sanitaria de la Seguridad Social.
Director Gral. del Hospital Militar de Zaragoza y del Hospital Militar Generalísimo Franco de Madrid.
Blog personal
http://alejandrodomingoblogspotcom.blogspot.com.es
Nota del Administrador: Este artículo está extraído de la interesante autobiografía que D. Alejandro tiene publicada en su blog personal, en la que narra diferentes momentos de su vida como médico miltar y civil.
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