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La Legión en la Guerra de Ifni-Sáhara Imprimir E-Mail
Saúl Vizuete Ibáñez
Escrito por Saúl Vizuete Ibáñez   
miércoles, 03 de septiembre de 2014
Índice del Artículo
La Legión en la Guerra de Ifni-Sáhara
Precedentes históricos
Gestación de una guerra
El estallido de la guerra
El fin de la guerra
Bibliografía

El estallido de la guerra

El imparable proceso de descolonización y la ambición de Marruecos hacían que el conflicto fuera inminente. Algunos prefirieron llamarlo conflicto en lugar de guerra, pero 300 españoles dejaron allí su vida y otros 500 derramaron su sangre por mantener unos años más la bandera española ondeando sobre esas lejanas tierras.

Ifni

La guerra de Ifni-Sáhara empezaba el 23 de noviembre a las 04:00 tras el corte de las comunicaciones telefónicas de los diferentes puestos territoriales con la capital Sidi Ifni. Apenas una hora y cuarenta minutos después se escuchaban los primeros disparos. Algunas de las débilmente defendidas posiciones del interior cayeron en manos del enemigo y se empezaron a dar las primeras acciones heroicas.

Aunque el papel de La Legión en esta guerra estuvo volcado principalmente en el Sáhara Occidental, las acciones que Ifni realizó la VI Bandera, al mando del comandante León Gallo, tuvieron una gran importancia en el devenir de la contienda. 

Al margen de diversas escaramuzas, tuvo un papel destacado en el apoyo al repliegue a Sidi Ifni de las unidades que participaron en el famoso salto sobre Tiliuin.  

Operación Netol

Tras el primer salto de guerra paracaidista en Tiliuin y la conocida como Operación Pañuelo, se hacía necesario el rescate de las posiciones de Telata, Arba del Mesti y Tiliuin. Para ello se diseñó la Operación Netol, que pretendía limpiar la zona de bandas enemigas (Colldefors, 2007b).

La VI Bandera partió junto a otras unidades en una columna motorizada el 1 de diciembre. Fue muy importante la combinación entre la fuerza combinada de aire y tierra para el éxito de estas misiones. Protegido su avance, los legionarios, apoyados por Tiradores de Ifni consiguieron rescatar a la sección del malogrado héroe teniente Ortiz de Zarate. Fue el día 2 a las 07:00 cuando contactaron con los sitiados en Telata, no pudiendo alcanzar el puesto hasta las 22:00 del día 4. Al día siguiente, los legionarios, junto a la guarnición de Tiliuin, consiguieron replegarse a la capital. Habían estado seis días seguidos marchando y combatiendo sin tregua alguna. No acabaron aquí las acciones de la Bandera, pues fueron requeridos enseguida para rescatar con éxito la sección de otro héroe de esa guerra, el alférez Rojas Navarrete. 

El fin del AOE y la Operación Diana

A la vez que se desarrollaba la guerra, el gobierno español quiso cambiar el estatus jurídico de estos territorios acabando con el AOE y transformando al Sáhara y a Ifni en provincias españolas, pasando a depender ambas del Capitán General de Canarias.

Mientras en el Sáhara parecía que España concentraba más esfuerzos y realizaba operaciones junto a Francia; la guerra en Ifni parecía llegar a su fin. La Operación Diana tuvo como objetivo aumentar el perímetro defensivo a un área de 6 kilómetros, para lo que era necesario tomar por la fuerza dos centros de resistencia enemiga. Para ello, se dividieron las fuerzas españolas en dos agrupaciones tácticas, quedando la VI Bandera en la Agrupación Táctica Sur. La experiencia ganada en combates anteriores, junto a la llegada de mejor armamento y material, hizo que las operaciones transcurrieran con mayor agilidad. 

La Operación Pegaso y la reestructuración del territorio 

Dentro de las acciones de limpieza del territorio, la Operación Pegaso fue la última de ellas, cuyo objetivo era llegar a Tabelcut, en la frontera norte del territorio, mientras se despejaba el camino hacia dicha población. Era una acción compleja, pues mientras legionarios y paracaidistas formarían una línea defensiva tomando las alturas del interior; iban a cubrir el avance motorizado de policías y tiradores. Estos debían alcanzar Tabelcut y contactar con los paracaidistas que habrían llegado allí tras un desembarco aéreo. Conseguido todo esto, las fuerzas se replegarían sobre Ifni, protegidos por la misma línea defensiva (Canales y del Rey, 2013).

La falta de carros de combate y vehículos blindados, como los que si habían en el Sáhara, y el hecho de que los guerrilleros del Ejército de Liberación también habían mejorado su experiencia de combate, hizo que el avance de legionarios y paracaidistas, iniciado a las 08:00 del 19 de febrero de 1958, se viera seriamente frenado. La acción principal estaba a cargo de los legionarios, que durante horas soportaron una feroz resistencia, pues cada piedra o brecha tenía que ser conquistada al enemigo. Hasta las 09:30 no se consiguió tomar la primera de las colinas, pero siguió el avance y aún quedaba por tomar un pico muy escarpado, el Id Alí U Mehand, donde los legionarios empezaron a escalar bajo un nutrido fuego enemigo. El ímpetu legionario y la llegada por el aire de refuerzos paracaidistas, permitió tomar las últimas cotas a las 13:45. La acción le había costado a La Legión cuatro muertos y siete heridos (Fournier et al., 2003). 

Tras esta operación y el repliegue a la capital Sidi Ifni, se puede decir que la guerra en esta provincia estaba finiquitada. Se reorganizó la defensa en cuatro centros de resistencia y un punto de apoyo, quedando la VI Bandera de La Legión en el Centro de Resistencia “D”, hasta que el 27 de Agosto de 1958 fue trasladada al acuartelamiento de El Aaiún donde estaba la XIII, que a su vez ocupó su lugar en Ifni hasta su disolución en 1969.

Sáhara

La táctica en el Sáhara, con una superficie a defender mucho más amplia fue diferente a la de Ifni, especialmente en, la ya señalada, búsqueda de la ayuda francesa. Francia veía con honda preocupación como las fuerzas españolas podían verse desbordadas y que a ellos se les abrieran nuevos frentes. Con el desastre de Anual aún muy presente en la mente de los mandos españoles, la primera medida fue abandonar las posiciones más alejadas de las capitales, o en su defecto, dejándolas en manos de tropas indígenas, en las que cada vez se confiaba menos. El coste de esta política fue enorme, pues muchas tribus nómadas del interior se vieron abandonadas a su suerte por España, y acabaron por unirse al Ejército de Liberación.

Para La Legión la guerra en el Sáhara fue mucho más importante que la de Ifni, y de ella sacaron unas conclusiones muy valiosas sobre la guerra en el desierto, aplicadas más tarde por los Tercios Saharianos, que tan buen resultado dieron hasta el abandono definitivo del Sáhara en 1976. A la presencia de la recién creada XIII Bandera, se sumó la IV en julio de 1957, la II en noviembre y la IX ya en enero, justo después del combate de Edchera. 

Tras establecerse una serie de núcleos defensivos entorno a la capital El Aaiún, el plan de operaciones consistió en ir barriendo el desierto en acción combinada con los franceses, que facilitaron mucho las operaciones gracias a su apoyo logístico, mucho más desarrollado que el español. Tras rechazar varios amagos de asalto a la capital, la primera acción seria se produjo el 22 de diciembre, cuando el jefe del dispositivo, coronel Mulero, decidió hacer un reconocimiento ofensivo por La Saguia el Hamra(5), que acabó con un ataque de los legionarios sobre el oasis del Messeid. Tras iniciar el ataque con fuego de morteros y barrer la zona con las ametralladoras, el enemigo comenzó a huir, pero fue alcanzado por los legionarios que tomaron el oasis a la bayoneta (Canales y del Rey, 2013). Al día siguiente, los guerrilleros del Ejército de Liberación intentaron vengar la derrota, pero fueron frenados por las fuerzas españolas. Mientras, la situación en Villa Cisneros y Villa Bens, era algo más tranquila, lamentando solo unas pocas bajas en una emboscada. 

El combate de Edchera 

Si hay algo por lo que se recuerda está olvidada guerra, es por el combate de Edchera. Mucho se ha escrito sobre esta acción, de la que aún hoy existen algunas lagunas. Pero lo que es seguro, es que, independientemente de lo acertado del movimiento táctico de aquella jornada, las escenas de sacrificio y heroísmo la hicieron pasar a los anales de la historia con letras de oro.

Eran las 07:00 del 13 de enero de 1958, cuando la XIII Bandera, al completo de sus efectivos, salió en dirección a Edchera con la misión de efectuar un reconocimiento sobre esta zona y obtener información de contacto (Fournier et al., 2003). A la acumulación de Banderas legionarias en el Sáhara, se había sumado la dotación de nuevo armamento y la inclusión de artillería ligera. Aquel día, la bandera no la llevaba, siendo su base de fuego inconsistente (Casas, 2008). Al llegar al borde este de la orilla del lecho seco de La Saguia el Hamra, se estableció contacto con el enemigo, el cual estaba perfectamente organizado y con un plan de fuegos ajustado. La 2ª compañía, al mando del capitán Agustín Jáuregui Abellas(6), se introduce en exceso en el lecho del río, en una zona donde el enemigo era muy superior en número y volumen de fuego, seguramente en la idea de tomar el Messied y que el enemigo no escapara de nuevo como en la acción del día 22 (Ejército de Tierra, n.d.). Mucho se ha criticado por esta maniobra al capitán Jáuregui. Los testimonios de este combate son muy variados, dependiendo del lugar que ocupó en él cada uno de los testigos. La Bandera intentó envolver al enemigo por el flanco sur, pero al estar fijada la 2ª compañía, no fue posible, y se da la orden de repliegue. El enemigo, a su vez también intenta envolver a las fuerzas legionarias, pero es frenado por el movimiento de la 1ª compañía hacia el flanco norte, para reforzar a la 3ª. Aquí, el testimonio del coronel Manuel Álvarez López –que era por entonces teniente de la 3ª compañía, y vio el combate desde el flanco norte–, resulta de gran importancia: 

“Cuando el enemigo empezó a envolvernos por dicho flanco, me di cuenta que nos iba a efectuar fuegos cruzados de flanco y de frente, de los que iba a ser complicado salir con vida. Sin embargo, al oír los disparos que procedían del fondo de la Saguia, cesó la acción de envolvimiento del enemigo por nuestro flanco norte que resultaba tan sumamente arriesgada. El motivo fue que las reservas enemigas se emplearon para combatir al capitán Jáuregui y a los hombres que le acompañaban.” (Escrito de homenaje y agradecimiento al capitán D. Agustín Jáuregui Abellas, por su acción de heroísmo y de sacrificio en el combate de Edchera, al sacrificarse en beneficio de sus compañeros de la XIII Bandera de La Legión el 13 de enero de 1958, ápud Memoria Blau, n.d.). 

Según este testimonio, la tan criticada acción del capitán Jáuregui fue fundamental para salvar a la Bandera de ser envuelta por el enemigo. Cuando se le dio la orden de repliegue, el fallo de las transmisiones o la fijación del enemigo le impidió realizar el movimiento. Mientras la 1ª reforzaba a la 3ª por el norte, una de sus secciones, la mandada por el Brigada Fadrique, fue enviada al fondo de La Saguia a reforzar la compañía del capitán Jáuregui (Rodríguez, 2005). Al llegar no pueden contactar con el capitán Jáuregui ni con ninguno de sus hombres y han de contener una avalancha humana que conoce el terreno a la perfección y les triplica en número. Pese a la violencia del choque, la sección consigue situarse a duras penas en una precaria defensiva. Con escasos abrigos y cubiertas, el enemigo no da tregua y el brigada recibe una primera herida en el hombro. Las bajas de ambos bandos se multiplican y el brigada recibe dos nuevos balazos en la clavícula y la oreja. Dándose cuenta de que es imposible contactar con el capitán y viendo que sus hombres no paran de caer, decide sacarlos de aquel infierno. Se queda cubriendo la retirada de lo que queda de su sección, acompañado únicamente de dos cabos y el proveedor de un fusil ametrallador, el legionario Maderal Oleaga. El brigada recibe una nueva herida y viendo que no podrá salir de allí ordena a sus hombres que se marchen, algo a lo que se niega Maderal Oleaga. Los dos hombres son ya presa fácil para el enemigo, que acaba con la vida del legionario de un certero disparo. Solo ya el brigada, recibe un disparo en el vientre, pero aún continua agotando su munición hasta que otro le destroza el cráneo (Martín, 2012). El enemigo fue implacable y destrozó a golpes y machetazos los cuerpos de ambos héroes.

Por esta acción, el brigada Fadrique y el Caballero Legionario Maderal Oleaga iban a recibir las dos última Cruces Laureadas de San Fernando que se han concedido en nuestro país. 

El combate transcurrió durante todo el día, hasta que llegada la noche, el enemigo rompió el contacto y huyó dejando 50 muertos en el terreno y estimándose otros 200 heridos de una fuerza total de 500 hombres. La Legión tuvo 43 muertos y 64 heridos, siendo la sección del brigada Fadrique la más castigada, con 20 bajas de un total de 31 hombres, incluyéndole a él y a sus tres jefes de pelotón. 

La Operación Teide-Ecouvillon 

Los sucesos de Edchera, empujaron aún más al gobierno español a buscar la colaboración de Francia para terminar con las bandas rebeldes del Sáhara. Fue así como nació la Operación Teide, que los franceses llamaron Ecouvillon.

La idea era buscar y aniquilar a los grupos del norte del Sáhara, para luego continuar con la limpieza del centro y el sur (Canales y del Rey, 2013). En resumen, barrer el territorio, que es lo que significa el vocablo francés de la operación. Las fuerzas españoles se dividieron en tres agrupaciones tácticas, A, B y C, con base en las tres capitales del Sáhara Español. La A, con base en El Aaiún contaba con tres banderas legionarias, la IV, la XIII y la IX; mientras que la B, en Villa Bens, quedó la II. 

La operación se extendió de febrero a junio y fue un éxito. El uso de carros de combate y vehículos blindados, junto al apoyo de la aviación, fue minando la resistencia de los rebeldes. Una de las acciones más destacadas para La Legión, fue cuando el 10 de febrero, la IV Bandera fue atacada en Uad El Jat con armas ligeras y granadas de mortero. El apoyo artillero y de la aviación, permitió el asalto de los legionarios, equipados ya con el moderno fusil de asalto CETME A2, que le hicieron 15 bajas al enemigo. 

Poco a poco, las tribus nómadas fueron abandonando al Yeicht Taharir y reconociendo al Majzen(7) español. 

_______________________________ 

(5) La traducción sería el Río Rojo.

(6) Veterano de la División Azul, donde sirvió como alférez.

(7) Es una palabra árabe que significa literalmente almacén, pero que se usa para designar al que tiene el poder político y la autoridad sobre un territorio.



 
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