Fuente: La Provincia
El catedrático de Matemáticas Ildefonso Gallardo Navarro, hermano de Tony Gallardo, será incinerado hoy en San Miguel - Dio clase en la antigua colonia española
Ildefonso Gallardo, a la derecha de la imagen, en una cena durante su estancia en Sidi Ifni. (LA PROVINCIA/DLP)
Un hombre bueno y un maestro atípico. Así recordaban ayer sus familiares al catedrático de Matemáticas, ya jubilado, Ildefonso Gallardo Navarro, fallecido este lunes a los 88 años. Una trayectoria vital dedicada plenamente a su mujer -María del Puy Martín Ágreda- y a sus 6 hijos, pero también a la enseñanza. Una vocación que le llevó en la década de los años 50 del siglo pasado hasta Sidi Ifni, donde permaneció hasta que España arrió su bandera en 1969, para continuar su labor en la Isla hasta su jubilación. Hermano del también fallecido escultor Tony Gallardo, Ildefonso será incinerado hoy al mediodía en San Miguel.
Sintetizar 57 años con la persona que
has compartido la mitad de tu vida y a la que acabas de perder hace unas
horas es un momento doloroso porque uno se halla aún en esa fase en la
que no sabe si sufre un sueño o es que la realidad se ha impuesto en
toda su dureza. María del Puy Martín Ágreda, viuda de Ildefonso Gallardo
Navarro, catedrático de Matemáticas, que falleció el lunes a los 88
años de edad, contuvo ayer las lágrimas con valentía para hacer ese
ejercicio de memoria con el que honrar a su marido, al que definió
sencillamente como un "hombre bueno" como hombre, marido, padre y abuelo
"con el que estuve felizmente unida" y que la apoyó en su decisión de
desarrollarse profesionalmente "incluso cuando me metí en política" en
un tiempo en el que no era corriente que una mujer destacara fuera de
casa.
Ella y sus cinco hijos Alfonso, Lola, José Luis, Carlos y
Jorge -Joaquín falleció en 1979- así como sus nietos y demás familiares
recibían ayer en el tanatorio de San Miguel, donde Ildefonso será
incinerado al mediodía, el cariño de familiares, amigos y de antiguos
alumnos de este docente, que enseñó a cientos de hombres y mujeres, hoy
ya hechos y derechos, del municipio y del resto de la Isla en su
trayectoria profesional como profesor de instituto.
Nacido en Las
Palmas de Gran Canaria en 1926, Ildefonso Gallardo Navarro, hermano del
escultor Tony Gallardo, fallecido en 1996, se dedicó toda su vida a la
enseñanza. Una vocación que convirtió en oficio y que le llevó a ejercer
en la antigua colonia española de Sidi Ifni, donde conoció a su mujer y
formó su familia, y que continuó, posteriormente a su regreso, por
diversos institutos de la Isla. Entre ellos, el Isabel de España, Teresa
de Jesús y en los centros de los jesuitas y salesianos hasta que le
llegó el triste momento de jubilarse.
Una vocación a la que dedicó
mucho tiempo para pensar "cómo hacer fácil aquello que era
incomprensible" como él solía recordar a los que criticaban la vida
laboral de los docentes y cuya frase traía ayer a colación su hijo
Alfonso para explicar el cariño que reciben en estos momentos de lo que
su padre sembró como enseñante. Alfonso, al que curiosamente su padre
dio clase como a otros de sus hermanos, le catalogó como un profesor
"atípico", que aprovechaba cualquier anécdota para usarla como ejemplo
didáctico para enseñar Matemáticas, Física y Química y que era capaz de
aplazar por unos instantes las clases para hacer vivir a los chicos
cualquier acontecimiento que se desarrolla a su alrededor. Como el día
en el que dando clase en los salesianos dejó a una lado las ecuaciones
de segundo grado para que sus alumnos disfrutasen desde las ventanas el
desfile de la flota americana por la bahía capitalina. Un acontecimiento
que sabía que era difícil que se volviese a repetir. Su vocación fue
tal que, incluso ya jubilado, estuvo un tiempo dando clases
particulares.
Su familia asegura que no cesó de mantener viva su
actividad intelectual tras dejar el trabajo y siempre tenía entre sus
manos alguna revista científica. Una actividad que compaginaba con otra
de sus aficiones: el tenis. Un deporte que practicó desde joven y que le
gustaba tanto que aprendió a manejar la raqueta con la mano izquierda
cuando con más de 70 años le diagnosticaron el codo del tenista en el brazo derecho.
Lo
dejó a los 86 años cuando un coche le atropelló cerca de su casa y la
vida comenzó a discurrir a otro ritmo para él y su familia. Un suceso
que, según su mujer, le acortó la vida "aunque él no lo llevo nunca mal"
y que hoy [por el lunes] ha desencadenado en la muerte que "no por
esperada es inesperada".
Con Ildefonso Gallardo Navarro se va no
solo un docente que colaboró en la difícil tarea de hacer de chiquillos
"hombres honrados" y de provecho. "Era lo primero que le importaba.
Tanto de sus alumnos como de sus hijos", puntualizaba su viuda,
profesora jubilada de Ciencias Naturales. Sino uno de los últimos
ciudadanos que vivió la época colonial de España en África cuya memoria
oral se pierde por ley de vida sin que se la rescate del olvido.
En
Sidi Ifni se fraguaron historias hermosas de ciudadanos anónimos como
las de la pareja Ildefonso y María del Puy, que tuvieron que dejarlo
todo de un día para otro de 1969 y comenzar de nuevo. Como también lo
hicieron tras la tragedia de perder a su hijo Joaquín, con 17 años, en
1979. "Aquello nos unió más como pareja", comentaba María al señalar el
puntal de la vida que hoy tiene que abandonar forzosamente como lo hizo
con Sidi Ifni. La ciudad a la que nunca regresó.
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