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1973. El Sahara
Hassan II, Henry Kissinger, la ONU, ETA, la CIA, Francia, Arabia Saudí, Franco, Carrero Blanco, Juan Carlos, Manuel Prado y Colón de Carvajal, José Solís Ruiz... toda esta amalgama de personajes e instituciones, fueron los que participaron en mayor o menor grado en la vergonzosa cesión del Sahara, abandonando a su suerte al pueblo saharaui, que según palabras de Carrero Blanco "el Sahara es tan español como Cuenca", así que los saharauis eran tan españoles como los conquenses. Muchos errores cometió Carrero, pero él y Franco estuvieron de acuerdo en que el Sahara había que defenderlo hasta la muerte. Franco en el último consejo de ministros en el que estuvo monitorizado desde la habitación contigua, al enterarse de las intenciones de Hassan II dijo: "declaramos la guerra a Marruecos aunque dure diez años". Sus ordenes no se cumplieron.
El Rey de Marruecos Hassan II, el Príncipe Juan Carlos y Henry Kissinger.
Carrero Blanco, ya como presidente del Gobierno, tuvo en Madrid la visita del todo poderoso Kissinger, que le puso encima de la mesa las pretensiones de Marruecos avaladas por los EE.UU., en cuanto al derecho de descolonización solicitado por Marruecos y Mauritania. Carrero se negó rotundamente con un cierto enfado, quedando la reunión con una cierta tirantez y con gran descontento por parte de Kissinger. Unos días después en su camino hacia la iglesia era asesinado por ETA, dicen que con la ayuda de la CIA, que les proporciono una mina anticarro que unieron a su explosivo convencional.
Henry Kissinger y Carrero Blanco durante una reunión en Madrid.
Muerto Carrero y Franco agonizando, de 73 al 75 hubieron "movimientos" por ambas partes. Por solicitud de España el Tribunal Supremo de la Haya dictamina que el Sahara es de quien desde siempre lo ha habitado, y que tanto Marruecos como Mauritania no tienen ningún derecho sobre el Sahara. Marruecos que se siente respaldado por los EE.UU., incluso por Francia, decide que si no es por las buenas será por la fuerza. El Sahara es un botín que nadie quiere perder.
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