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Verano de 2008: viaje en moto hasta Sidi Ifni |
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Colaboraciones -
Manuel Jorques Ortiz
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viernes, 20 de marzo de 2009 |
Página 6 de 9
El puzzle de los recuerdos
La “civilización” en forma de coches y terrazas de bar
Con los apuntes que llevaba de lugares y sitios por los que había
transitado mi padre y preguntando a los lugareños, todos amables y
serviciales, pude ir recomponiendo el puzle de los recuerdos. La
antigua plaza de España, ahora se llamaba de Hassan II, y mantenía una
fisonomía muy parecida a las fotografías de 1.961 guardadas en nuestro
álbum familiar. Incluso se hallaba erguido el monolito que había
sostenido el busto del coronel Capaz, cuya estatua había desaparecido.
Allí estaban el palacio del gobernador general y el ayuntamiento, con
su bella arquitectura colonial, con los colores azules y blancos, en
armonía con el paisaje de aires marineros que se respiraban por
doquier, así como el que fue el Hotel España, propiedad de la
alicantina familia Pagán (D. Remigio y su esposa, por todos conocida
como “madame”), aunque le había sido cambiado de nombre y eran otros
sus titulares, y de esa amplia plaza salían diversas calles espaciosas,
que conservaban, marchito, el antiguo señorío colonial de mediados del
siglo XX.
El ayuntamiento
Por mucha imaginación que uno tenga, es muy difícil retrotraerse a
la época colonial española, cuando estas calles y lugares eran
transitados por las tropas de la guarnición y era la bandera roja y
gualda la que ondeaba en los edificios oficiales.
Mi primera meta en este recorrido callejero es el cuartel de policía
(la compañía Mixta) en la que estuvo mi padre. Se, por las fotografías
que recuerdo, que está situado junto al antiguo faro costero, al que se
llega por una calle que partiendo de la plaza de España, junto al
palacio del gobernador, va paralela al mar y al que fue antiguo
aeropuerto (hoy desaparecido). Esa calle era conocida como la de “La
Radio”, por haber estado allí situada la emisora de Sidi Ifni. No me
resulta difícil orientarme y llego en pocos minutos hasta el edificio
del cuartel. La calle parece distinta de las fotos que conservo y es
que, actualmente, están las aceras bordeadas de palmeras. En ese
instante cojo el teléfono, marco el número de mi padre y puedo decirle:
Papá, en estos momentos estoy a la puerta de entrada de tu antiguo
cuartel.
Cuartel de la “Mixta”. A la izquierda la oficina en que estuvo mi padre
Lateral del cuartel. Las ventanas eran de los dormitorios.
El acantilado. Encima está el cuartel y el antiguo faro
Oigo su voz entrecortada por la emoción e intuyo la “envidia” que
siente. Me da muchos detalles del lugar e intento tomar fotografías de
ese edificio en el que pasó un largo año de su vida. El perímetro es de
gran extensión, rectangular, en el que se albergan edificaciones, pero
todo está cerrado, sin casi resquicios por donde asomar la cámara. Está
todo abandonado y causa una pésima impresión, sobre todo si se piensa
que en otros tiempos aquel lugar debía ser punto de bullicio y
tránsito, pues en sus talleres se reparaban los vehículos del Gobierno
General, las numerosas cocheras albergaban los jeep, los camiones y
motocicletas utilizados por la Policía. Incluso, en su patio central,
se hacían los exámenes para obtener el carnet de conducir.
Son muchas las cosas que tengo que ver en el poco tiempo que pasaré
en Sidi Ifni, por lo que me pongo en marcha para visitar, no solo la
parte comercial (como el Zoco), sino las calles más alejadas, por donde
todavía deambulan nativos con chilaba y tocados de turbantes, y las
mujeres, vestidas de negro, tapan sus rostros, aunque la impresión que
obtengo de los habitantes del lugar, es el promedio de jóvenes, muy
numeroso, vestido a la moda occidental, desocupados, que en grupos
abirragados parece que hablan de sus cosas, gesticulan, se ríen, vamos,
que lo pasan bien. Si reflexiono llego a la conclusión de que el día no
es festivo, el horario es laboral o lectivo, y que aquella juventud más
que ociosa parece que está desocupada por la falta de trabajo y
perspectivas. Tendré ocasión de comentarlo con Ahmed, pues he visto que
está abierto a la conversación sobre cualquier tema, ya que no se ha
escondido al sacar a colación la revuelta allí ocurrida, hace un par de
semanas, que la prensa, en España, había publicado. Efectivamente hubo
golpes, carreras y detenciones. Todavía algunos jóvenes están presos
por esos incidentes.
Comer en el restaurante del “Suerte Loca”, resulta barato y la
calidad de los alimentos excelente, sobre todo los pescados y mariscos
que abundan en estas aguas. Se ha construido un pequeño puerto pesquero
en donde los nativos desembarcan sus capturas que son inmediatamente
trasladadas en camiones frigoríficos a la turística Agadir. Aquí queda
lo necesario para el consumo diario ya que parece que no existen
cámaras en la ciudad.
Son muchas las cosas que tengo que ver en el poco tiempo que pasaré
en Sidi Ifni, por lo que me pongo en marcha para visitar, no solo la
parte comercial (como el Zoco), sino las calles más alejadas, por donde
todavía deambulan nativos con chilaba y tocados de turbantes, y las
mujeres, vestidas de negro, tapan sus rostros, aunque la impresión que
obtengo de los habitantes del lugar, es el promedio de jóvenes, muy
numeroso, vestido a la moda occidental, desocupados, que en grupos
abirragados parece que hablan de sus cosas, gesticulan, se ríen, vamos,
que lo pasan bien. Si reflexiono llego a la conclusión de que el día no
es festivo, el horario es laboral o lectivo, y que aquella juventud más
que ociosa parece que está desocupada por la falta de trabajo y
perspectivas. Tendré ocasión de comentarlo con Ahmed, pues he visto que
está abierto a la conversación sobre cualquier tema, ya que no se ha
escondido al sacar a colación la revuelta allí ocurrida, hace un par de
semanas, que la prensa, en España, había publicado. Efectivamente hubo
golpes, carreras y detenciones. Todavía algunos jóvenes están presos
por esos incidentes.
Pescado fresco
Joven aficionado del Valencia
Comer en el restaurante del “Suerte Loca”, resulta
barato y la calidad de los alimentos excelente, sobre todo los pescados
y mariscos que abundan en estas aguas. Se ha construido un pequeño
puerto pesquero en donde los nativos desembarcan sus capturas que son
inmediatamente trasladadas en camiones frigoríficos a la turística
Agadir. Aquí queda lo necesario para el consumo diario ya que parece
que no existen cámaras en la ciudad.
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