Fuente: Libération (en francés)
Transformar la niebla en agua: esta idea insólita cambió la vida de
los habitantes de cinco pueblos del sudoeste marroquí, que ya no tienen
que recorrer más cada día varios kilómetros para ir a por el preciado
líquido.
A 1.225 metros de altitud, en la cumbre de la
montaña Boutmezguida que domina cinco pueblos de la región de Sidi Ifni,
una cuarentena de inmensas redes hace frente a una densa niebla.
Atrapando las gotitas de agua, que luego son tratadas, mezcladas
con agua de pozo y transportadas por tuberías ladera abajo hasta los
aldeanos.
Un hombre inspecciona el 7 de junio de 2015 las inmensas redes que sirven para captar la niebla,
cerca de la ciudad de Sidi Ifni, en el sudoeste marroquí (Foto: FADEL SENNA. AFP)
En una región de clima semiárido, disponer del agua abriendo un simple grifo es una "revolución", subraya Aïssa Derhem, presidente de la Asociación «Dar Si Hmad para el desarrollo, la educación y la cultura».
En el douar Id Achour, una de las cinco localidades atendidas, las mujeres y
los niños perdían antes cuatro horas al día por término medio en hacer viajes para ir a buscar el agua al pozo. Y todavía más en verano,
en el que el agua se hace más escasa.
«Yo rellenaba dos bidones de 20
litros cuatro veces al día. ¡Pero ni siquiera estos 160 litros eran suficientes para nosotros, porque tenemos ganado!», recuerda Massouda
Boukhalfa, de 47 años.
«Cosechando la niebla», como apodamos aquí al
proyecto, es una técnica nacida hace una veintena de años en Chile, en la
Cordillera de los Andes, región también muy brumosa. Puesta a punto por
la ONG Fog Quest, que ya lo experimentó en varios países (Guatemala, Perú y
Namibia, particularmente), es por primera vez introducida en África del
Norte.
Simbólicamente, las compuertas se abrieron por
primera vez el 21 de marzo, el día mundial del agua. Y después, «92
hogares, o sea, cerca de 400 personas» reciben el agua corriente en sus casas, explica Mounir Abbar, encargado de la gestión técnica del
proyecto.
"Marruecos tiene una gran cantidad de niebla debido a tres factores: la presencia de un anticiclón, el de las Azores, una corriente fría proveniente del mar y el obstáculo que representa la montaña", explica el Sr. Derhem, impulsor de esta iniciativa.
- Como una telaraña -
Esta
técnica «sólo imita a la naturaleza», dice divertido mostrando la tela
de una araña, que atrapa en sus
redes todo el tiempo el agua para beber.
«Es ecológico y esto permite preservar la capa freática de la región, que se está vaciando», continua diciendo el Sr. Derhem.
Además de esta cuestión ecológica, el agua
de la niebla permite ahorrar a los aldeanos, que en los
períodos de sequía tenían que traer cubas de agua.
«Esto llevaba 15 días y costaba 150 dirhams (15 euros) los 5.000 litros por
término medio», explica Houcine Soussane, un joven habitante del douar.
Según
la ONG Dar Si Hmad, el agua de niebla cuesta tres veces más barata, y
esto, a pesar de la pequeña contribución que los aldeanos deben pagar para disponer de un contador, que funciona con
tarjetas magnéticas de prepago.
Gracias a esta agua caída del
cielo, los habitantes del pueblo ganan un tiempo precioso que aprovechan para producir particularmente más aceite de argan, un
producto muy valorado del Sur marroquí.
«Nuestras
mujeres y nuestras hijas ya no se cansarán más, ellas van a la escuela y
están a salvo (...) Con el tiempo ahorrado, hacemos aceite de argan.
¡Una sola botella de aceite permite pagar el agua de todo un año!», se
entusiasma Lahcen Hammou Ali, de 54 años.
La asociación Dar Si
Hmad quiere equipar en lo sucesivo al máximo de pueblos de los
alrededores y reemplazar las redes actuales por nuevos modelos capaces
de resistir un viento de 120 km/h.
Las redes han sido
perfeccionadas en efecto en Marruecos, con la ayuda de una fundación
alemana especialista en cuestiones del agua, Wasserstiftung, y se pasaron con éxito la fase de los ensayos. Ahora se trata de extender
el sistema a otros sitios.
«Las redes son exportables en lo
sucesivo a otras ciudades de Marruecos, a todas las regiones
montañosas y a los paseos marítimos», se felicita el Sr. Derhem, que sueña con
desplegarlo de ahora en adelante sobre todos los sitios marroquíes que
rebosan niebla.
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