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Martes, día 8
Previamente habíamos estado tres días en Marrakech, y llegamos a Sidi Ifni por la noche, por lo que fuimos directamente al hotel a descansar. A la mañana siguiente me levanté temprano, estaba impaciente por pasear por la ciudad. Para ser sinceros, con la primera impresión me sentí decepcionado, quizás por aquello de la imagen mental que me hice previamente. Encontré una ciudad dejada, sin mucha limpieza y algo abandonada, pero en cuanto recordé que estaba en Marruecos y dejé a un lado mi mentalidad europea, empecé a disfrutarlo. Paseé con calma por la antigua Plaza España, por el malecón, por la playa y, ¡por fin!, pude ver in situ el famoso Suerte Loca, lo tenía allí, delante mismo de mis ojos. Me emocioné.
El Hotel Suerte Loca.
También soy aficionado a la fotografía, pero os aseguro que casi no tenía la necesidad de hacer fotos. Era como estar en un lugar cotidiano, un lugar que ya conocía muy bien, y no solemos fotografiar lo que ya conocemos. Ahora me arrepiento un poco.
Sidi Ifni visto desde las montañas, en lo que queda de la antigua posición defensiva del Gurram.
Aquella mañana mis hijas y una amiga marroquí, que nos acompañó y facilitó mucho las cosas, querían ir a Legzira, por lo que pasamos el día en la playa. Tengo que decir que es la playa más espectacular y bonita en la que he estado nunca.
La playa de Legzira.
Por la tarde cenamos en el Gran Canaria, casi enfrente de Correos, un buen restaurante con una buena carta y mejor cocina. El dueño, no recuerdo el nombre, un chico joven, también es el propietario del camping que las inundaciones de noviembre arrasaron por completo. Ahora está intentado rehacerlo de nuevo. Le deseo suerte.
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