Fuente: El Periódico de Aragón
Miguel Sáez Sagaseta, escritor y académico de la
RAE, rememora en la novela ‘Territorio’ la historia de su infancia en la
que fuera provincia española de África occidental
La confederación de Ait Ba Amrán, fue el nombre original del territorio
marroquí que, en virtud de distintos tratados (desde los Reyes
Católicos, hasta el definitivo, firmado en Madrid, el 27 de noviembre de
1912, entre España y Francia, relativo a la delimitación de sus
posesiones y respectivos protectorados en Marruecos) pasó a incorporarse
a España con el nombre de Territorio de Ifni. Una pequeña porción de
tierra de alrededor de 1.500 km² (sus límites nunca fueron precisos), y
con unos tan hermosos como peligrosos, para la navegación, 50 kilómetros
de costa.
El Territorio de Ifni (que fue provincia española –la más
pequeña– entre 1958 y 1969) distaba tan solo 187 millas de Canarias
(Arrecife, en la isla de Lanzarote era el punto más cercano a Sidi Ifni,
la capital del Territorio), y geográficamente se situaba al norte, y
separadamente, del Sahara Occidental (ex territorio de soberanía y
provincia española hasta el 20 de noviembre de 1975), a 664 kilómetros
de su capital, El Aaiún.
'Territorio' de Miguel Sáez.
Asimismo cabe señalar que,
desde junio de 1957 y hasta finales de febrero de 1958, el Territorio
fue escenario de la llamada Guerra de Ifni, en la que combatieron
soldados españoles contra el entonces denominado Ejército de Liberación
Nacional, del monarca Mohamed V. Una lucha que estuvo motivada por las
aspiraciones del rey alauita de incorporar a Marruecos los territorios
atlánticos bajo protectorado español, que entonces eran los territorios
de Ifni y Sáhara Occidental.
Fueron ocho meses de duros
combates en los que la España de Franco llegó a enviar hasta veinte mil
soldados, incluidos paracaidistas (uno de ellos el hermano del autor de
este libro, que en los primeros días resultó herido de gravedad en una
pierna) y casi toda la Legión, quienes llegaron a la capital del
Territorio, Sidi Ifni, casi al mismo tiempo que los irregulares
marroquíes iniciaban el asedio. En el fragor de los combates, Carmen
Sevilla y Miguel Gila fueron los artistas que la dictadura eligió para
que actuaran allí (el día de Nochebuena de 1957), con la finalidad de
infundir ánimo a los combatientes españoles, en su mayoría soldados de
reemplazo. Llegada la paz, Ifni siguió siendo territorio español (lo fue
hasta 1969, año en que fue incorporado a Marruecos durante el reinado
de Hassan II). En el balance de bajas de aquella guerra, algunas fuentes
apuntan a que del lado español, pudieron haber ascendendido a
doscientos muertos, quinientos heridos, y ochenta soldados
desaparecidos.
Éste, no obstante, no es el Ifni que
Miguel Sáenz Sagaseta de Ilúrdoz (nacido en la localidad marroquí de
Larache en 1932), autor de Territorio, conoció. Por cuanto sus vivencias
infantiles en aquella minúscula provincia de ultramar («una isla
canaria varada en el continente africano») discurrieron entre 1942 –año
en que su padre, general africanista, fue nombrado administrador del
Territorio– y 1953, fecha en que la familia (sus padres, hermano mayor y
hermana pequeña) regresaron a la Península.
En el
postfacio de esta novela autobiográfica, escribe Eduardo Gallarza que
Territorio es la infancia sentida por el autor, y las distintas hojas
del libro, la cartografía de su relato. Acuarelas de memoria sobre un
mundo ajeno vivido apasionadamente como propio e imperecedero. Un
contradictoriamente hermoso (mítico y real, desértico y habitable)
territorio africano que Miguel Sáenz conoció siendo niño y abandonó
durante sus primeros años de juventud para no regresar. Si bien, lo que
traslucen las coordenadas de su emotiva geografía, es que buena parte de
su esencia vital sigue habitando en aquel paraíso perdido, llamado
Territorio.
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