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Josep M. Contijoch Casanovas
El segundo catalán que dejó reflejada su
mili en Ifni fue JOSEP M. CONTIJOCH CASANOVAS, de Valls (Tarragona),
escrita en castellano, a la que puso por título "SIDI IFNI, Impresiones
de un movilizado" (Edinions Cosetàina, 2002). El amigo Contijoch fue uno
de los primeros cien reclutas que de forma obligatoria fueron
destinados al Grupo de Policía Indígena de Ifni en 1957, para cubrir las
numerosas vacantes que en ese Cuerpo profesional habían dejado los
nativos desertores, los que habían pedido la baja para irse al Ejército
Real Marroquí, recién formado tras la independencia del reino alauita el
pasado año 1956 o, simplemente, a aquellos de los que el Mando no
confiaba y había desarmado. Le cupo por tanto a Josep María el honor de
participar en la guerra, aunque desde un cómodo puesto de oficina en el
Grupo de apoyo al Cuartel General y al Estado Mayor. Vamos, que pese a
ser catalán de pura cepa no lo enviaron a primera línea a pegar tiros
(como a tantos otros soldados de otras regiones) sino que pudo
presenciar la contienda con muchos menos que sus compañeros (como por
ejemplo el andaluz Antonio Pérez Pérez, que estuvo quince días cercado y
combatiendo en el puesto de T'Zelata, o como el navarro Alfonso Alsúa,
que tras luchar durante cuatro días fue hecho prisionero en Tabelcut y
soportó las mazmorras marroquíes durante año y medio, hasta ser
liberado).
Contijoch (de oscuro) con el autor en una reunión campestre de Veteranos
celebrada en Lérida en el año 2013 (foto del archivo personal de M. Jorques)
Contijoch que se disculpa al principio
de sus narraciones por no ser un "escritor profesional", tiene una ágil y
amena pluma que hacen que su libro sea leído de un tirón y que sirva de
referencia bibliográfica a casi todos los que sobre el tema de Ifni se
han escrito posteriormente. En todo su libro surgen las referencias de
lo bien que estaba allí (a pesar de la guerra), pudiendo vestir de
paisano por estar asimilado al Estado Mayor y que la solidaridad entre
todos los soldados era total, sin importar la procedencia geográfica de
cada uno. Serían muchas las reseñas que tendríamos que traer aquí para
que el lector pudiera asumir con la mayor amplitud lo que venimos
diciendo, pero voy a referirme solamente a una de ellas (capítulo
titulado "En aquella oficina nadie hablaba castellano"), tal vez porque
el personaje del cabo primero Botana ocupaba el puesto que yo desempeñé
en 1961-62, la oficina de destino de Contijoch la ocupó después mi gran y
querido amigo, el "Cabo Cremades" (Jaime Juan Cremades) y el sargento
Fortes (ya sargento 1º) es el mismo que yo tuve:
"Ese día, Botana, el cabo 1º de la
vecina oficina de Autos se había metido en el corrillo monologando un
tema con voz monótona, grave, cansina, bastante acercada a lo que el
respetable celtibero achacamos a su tierra natal, Galicia. Nos contaba
sus aventuras con una chica del lugar. Sabiendo que Botana andaba
alejado de por esas aficiones, dudábamos que fuesen fidedignas,
circunstancia que atrajo al resto de concurrentes que se sumaron con
interés a la "verbena" del cabo primero. La cháchara continuaba hasta
hacerse monótona por lo que traté de animarla.
– Vaya rollo que nos estás metiendo Botana, ¡si nadie te cree! –Dije sin separar la vista de la revista que estaba leyendo.
Me miró decepcionado. Iba a abrir la boca, pero no le dejé.
– Además, hablando más cansino que las carretas de tu tierra...
Enojado, me soltó:
– Cállate de una vez, catalán de los cojones. Yo a ti no te hablo nunca más nada, ¡recarallo!
Reí por lo bajo y viéndole enojado, seguí pinchándole:
– Habla bien de una puñetera vez, ¡carajo! ¿Qué significa eso de "más nada"? O es "más" o no es "nada" –ahuyenté la vista de él.
– Aclara: o me hablas más o no me dices nunca nada.
A Botana le salían chispas de los ojos...
– Es que los del noroeste tenéis una forma de expresarse que... vaya.
El andaluz, sargento Fortes que andaba
al pairo, tal vez sopesando la forma de hablar de los catalanes, por lo
del "me" por el "se me", o confundir el verbo "llevar" por el "traer", o
quizás por el endémico "mañana pasado", se disparó en el más puro y
castizo malagueño:
– Miren "quienes" hablan, los "catalane" "esos" que dicen las cosas al "revé".
Entretanto, el moro (ordenanza de la oficina), al pensar que no sería entendido al hablar el suyo, se quedó callado.
No parece que este catalán, por el mero
hecho de serlo y de ejercer como tal "sufriera mucho" y "era
despreciado" como señala el columnista de La Vanguardia con respecto a
los soldados de tal procedencia regional.
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