Descripción |
Título: Canarias prehispanica y África occidental espanola
Autor: Jose Maria Pinto de la Rosa
Editor: Instituto de Estudios Africanos. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Tipo: Libro
Fecha: 1954
Páginas: 273
Referencia: Memoria Digital de Canarias (mdC) (Bilioteca Universitaria de la ULPGC)
Aportado por: F. Antolín Hernández
Prólogo de Antonio Rumeu de Armas
Con la sinceridad que me caracteriza, he de confesar que no descubro
en mi persona méritos bastantes para presentar al lector la
obra del General don JOSÉ MARÍA PINTO DE LA ROSA, que lleva por
título: Canarias prehispánica y África Occidental, y cuyas densas
páginas siguen a estas breves líneas.
En este caso, el honrado con el encargo he sido yo, y debo achacar
tal honor a una prueba más de deferencia y amistad por parte
de su autor. Ambos nos hemos conocido como vecinos; es decir, como
cultivadores de un mismo campo. De donde resulta, que hombres
de distinta generación y de profesión absolutamente dispar pueden
llegar a compenetrarse, si hay entre ellos un vínculo espiritual
cualquiera. Este nexo fué el acuciante deseo por conocer el pasado,
inagotable sed que nunca se sacia, porque es más grande mientras
más se ahonda en ese gran arcano que es el tiempo.
Pudiera pensarse por algunos que PINTO DE LA ROSA, militar,
ingeniero, técnico naval, de reconocido prestigio en todos y cada
uno de los campos de su actividad multiforme, había encontrado en
la Historia su "violín de Ingres", y que se había aferrado a él como
mero solaz o pasatiempo con que entretener unas horas de descanso en el continuo batallar de la jomada. Ello es totalmente
inexacto; se trata de un auténtico caso de vocación, de una entrega
plena, incondicional, constante, o sea de una actividad más. El General PINTO es un ejemplo de lo que puede la voluntad y el
tesón cuando se pone al servicio de cualquier noble causa. Por raro
privilegio, él ha descubierto una fórmula mágica para que el día
sobrepase en horas a las que le son dadas disfrutar a los demás
mortales.
Yo, que conozco una a una sus obras impresas, y que por especial
deferencia suya he podido hojear sus Apuntes para la historia
de las antiguas fortificaciones de Canarias, he valorado el esfuerzo
titánico que su obra histórica supone y el acierto y competencia
con que está escrita.
Hoy salen a la estampa dos capítulos de esta obra general, que
tienen unidad bastante para separarse, sin que aquélla sufra merma
ni éstos deterioro.
En el primer estudio, con el título expresivo de Canarias pre-hispánica,
se resume la historia del Archipiélago hasta la conquista
por los castellanos en el siglo XV. Pero su título llama a engaño,
porque la obra dice mucho más de lo que aquél promete. Igual pudiera
titularse: Historia de los descubrimientos geográficos en las
Edades Antigua y Media, y acaso con más propiedad. No quiero
censurar con ello la enunciación del libro, sino, al contrario, realzar
sus méritos ocultos. El valor perenne de Canarias dentro de la Historia Universal, por su posición epicéntrica en la ancha faz
del planeta, da a su pasado un rango especial que lo separa de todo
localismo, para confundirse con verdaderos capítulos de aquélla.
Su historia es la de los ciclos legendarios de la Antigüedad, la de
los viajes, los descubrimientos, las grandes conquistas, las misiones,
el corso, etc. etc. Todo ello, con abundante aparato crítico, se aborda en el capítulo reseñado, una síntesis lo bastante minuciosa y extensa para dar plena información al lector del estado de
la cuestión y de las últimas investigaciones sobre la materia.
El segundo capítulo, dedicado al África Occidental, le sirve al
General PINTO para hacer historia de la expansión española por el
continente africano desde la base territorial de las Canarias. Sé
trata de una empresa heroica, casi ignorada en siglos pasados, que
la investigación va alumbrando día a día y hora a hora. Se dibuja así un amplio panorama, que no tardará mucho en iluminarse por
completo. Ello es de una gran trascendencia, porque permite valorar
en toda su profundidad y alcance la política africana de los
Reyes Católicos.
En realidad, nunca se orientó España tan intensamente hacia
África como bajo la égida de estos excelsos Soberanos. Las empresas
de los Monarcas de Aragón en el África mediterránea como las
de los Reyes de Castilla en el África atlántica, no pasan de meros
balbuceos. Después de Femando e Isabel, los Monarcas de las
Casas de Austria y Borbón se dejaron arrastrar por acciones espectaculares
que no condujeron, en todo caso, sino al dominio eventual
de puntos estratégicos.
Los Reyes Católicos tuvieron, en cambio, un objetivo claro y
terminante: el dominio total del Magrib, de toda la zona norocci-dental
de África, Les arrastraba a ello una motivación histórica,
la Reconquista, que no había terminado en Granada, pues la Mauritania
era considerada como una provincia goda, hispánica, tan
irredenta como la misma Andalucía; una motivación religiosa, la
Cruzada; estratégica, la seguridad de las costas peninsulares; política,
la hegemonía en el Mediterráneo y el Atlántico. El testamento
de Isabel compendia, en dos palabras, la que fué obsesión constante
de su reinado.
El plan para conquistar África estaba profundamente meditado,
sin que, en líneas generales, se escapase detalle alguno. Una gran
tenaza se preparaba para oprimir por el Norte, y el Oeste, desde
Andalucía y Cananas, las tierras de África. Las operaciones por el
Norte van unidas a los nombres de Melilla, Mazalquivir, Cazaza,
Peñón de Vélez, Orán, Bugia, Trípoli. Las operaciones por el Oeste,
más modestas, van unidas a los nombres de Mar Pequeña, Bu-Tata, San Miguel de Saca, Cabo de Aguer.
No obstante, hay que huir de toda exageración, y reconocer que
el plan, en su desarrollo, se llevó a cabo, unas veces, esporádica y
débilmente, otras, a destiempo. Si se hubiesen puesto en tensión,
como en Granada, todas las fuerzas nacionales, es indudable que
el área del mundo árabe sería hoy mucho más reducida, y el Norte
de África una región española, como lo fué antaño. ¿Por qué no
pudo hacerse así, cuando este era el terminante propósito de Fernando
e Isabel...?
Soy por naturaleza enemigo a hacer juegos malabares o fuegos
de artificio con la Historia, vaticinando lo que pudo ser y no fué;
pero esta vez no resisto la tentación. Si afirmo que el África islámica
se salvó por el descubrimiento de América y las campañas de
Italia, creo sinceramente que no ando muy descaminado. La potencia
militar de España no tuvo entonces parigual en el mundo,
¿cómo no concederle fuerza bastante y voluntad decidida para sojuzgar
a sus pies a los débiles reyezuelos mahometanos...? Ahora
bien; los planes de estos Soberanos —ponderados, realistas— se vieron
extravasados por acontecimientos imprevisibles de toda índole
(descubrimiento y exploración de América, primera y segunda campaña
de Nápoles, expedición a Cefalonia, lucha contra el poderío
naval turco, guerras del Norte de Italia, etc., etc...) que impidieron
su realización masiva, plena. En África no hubo reconquista, sino
fintas, ataques, operaciones de distracción y dominio de puntos estratégicos
simplemente. Se atacó periféricamente; no se avanzó con
profundidad, como toda conquista, que se aspira a consolidar, requiere.
Estas consideraciones se me ocurren para apostillar el interesante
y valioso estudio del General PINTO DE LA ROSA.
Yo me felicito una vez más al ver que las armas y las letras se
dan la mano en la personalidad ilustre de don JOSÉ MARÍA PINTO
DE LA ROSA, y saludo alborozado la aparición de este libro, prometedor
de otros inmediatos, tan óptimos y sazonados como el presente.
ANTONIO RUMEU DE ARMAS.
Madrid, mayo de 1954.
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