Estas en: Portada

Fuente: El Faro de Ceuta

Un círculo señala al teniente de Infantería, Arturo Martín Gamborino, desfilando en El Aaiún días antes de su muerte.

En aquella Campaña del África Occidental Española, como suele ocurrir en casi todas las guerras, quedaron muchos padres sin sus hijos, esposas sin maridos y, aún más triste si cabe, hijos que jamás conocieron a sus padres.

Por citar algunos de ellos, los tenientes Enrique Carrasco Lanzós, Antonio Polanco Mejorada y el cabo 1º José Civera Comeche, como tantos otros más, que partieron de Alcalá de Henares a Ifni y no regresaron jamás. Unos dejaron a sus esposas embarazadas y otros con hijos de muy pocos meses; como es el caso del teniente Arturo Martín Gamborino, el cual había contraído matrimonio en Las Palmas de Gran Canaria el 9 de abril de 1957 y apenas un año después, en febrero de 1958, encontraba gloriosa muerte en la XIII Bandera de La Legión en el combate de Edchera.

Fuente: El Faro de Ceuta

Soldado Severino López García, del batallón Cádiz 41.

Resulta triste y lamentable que en aquella Campaña de Ifni-Sáhara a los batallones expedicionarios que lucharon con heroísmo y mucho sacrificio apenas se les mencione, excepto en los diarios de operaciones, como si ocurre con los tiradores, La Legión o los paracaidistas. Tampoco hay que olvidar a las compañías de sanidad, transmisiones y las secciones de morteros, como lo corroboran los diarios de operaciones y la relación de bajas en acción de guerra, que no fue en gimnasia o en competiciones deportivas, lo fueron en combate contra el enemigo.

Fuente: Article19 (en francés)

El lunes por la noche, la noticia se extendió como un reguero de pólvora desde áreas separadas entre las regiones de Ifni y Guelmim sobre la vista de bolas de fuego brillantes en el cielo, mientras que otros confirmaron haber escuchado el sonido de tres explosiones alrededor de la playa blanca y sus alrededores.

Lluvia de meteoritos.

Durante estas horas decenas de personas acudieron al lugar de estas explosiones, con el fin de obtener piezas de meteoros muy rentables dado su valor científico y su elevado precio.

Algunos de los que tienen experiencia en este campo han confirmado que lo que se vio anoche en los cielos de la región de Guelmim no son más que brillantes bolas de fuego iluminando el firmamento, según medios locales.