Fuente: El Rincón Sapiente
Historia Paracaidista
El 23 de noviembre de 1957, fue el ataque general del África Occidental Española.
Tras este día, el control español sobre el territorio de Ifni (posteriormente provincia nº 51 de
Ifni) quedó básicamente reducido a las posiciones de defensa inmediata de la capital del
territorio (Sidi Ifni). Para la liberación de algunos puestos interiores, se ejecutaron difíciles
operaciones, en las que los Paracaidistas, entre otras unidades, fueron un pilar fundamental.
Para la ampliación del cerco de seguridad de la capital de Ifni, se realizaron
operaciones que permitieron avanzar nuestras líneas de defensa y hacer reconocimientos en
el interior del territorio, como las operaciones Diana y Siroco. Tras estas, el Capitán General
de Canarias (Tte. Gral. López Valencia) ordenó al Gobernador General de Ifni (Gral. Gómez
de Zamalloa) un reconocimiento en fuerza sobre Tabelcut. Para lo cual se dictó el 16 de
febrero de 1958, la Orden de Operaciones LM-5 «Operación Pegaso» con la misión de hacer
acto de presencia en Tabelcut, reconocer el terreno, los poblados y replegarse a la base de
partida.
Para la ejecución, se formaron dos agrupaciones Tácticas, la «C» y la «M».
La agrupación «C», la formaban la I Bandera Paracaidista; una Cía. de fusiles, una
sección de ametralladoras y un pelotón de morteros de 81mm (del IV Tabor de Tiradores de
Ifni); un destacamento del Grupo de Policía de Ifni nº1; una sección de Zapadores (de la Cía.
Exp. Zap nº 6); Sanidad y Servicios; un pelotón de cañones sin retroceso (del II Tabor de
Tiradores de Ifni); 5 vehículos «Comando» y 18 camiones. Esta agrupación estaba mandada
mandada por el Tcol. Ignacio Crespo del Castillo, Jefe de la Agrupación de Banderas
Paracaidistas.
La agrupación «M», la formaban la II Bandera Paracaidista; la VI Bandera de La
Legión; una sección de Zapadores; una sección de morteros de 120 (Reg. Ultonia) y un
vehículo «Comando». La agrupación la mandó el Tcol. Antonio Delgado Álvarez.
A esta agrupación, le correspondió la ingrata misión de avanzar en dirección a
Buyarifen, para después ir conquistando las alturas [cota 435 (394-257), Id Aali u Mehand,
cota 332 (394-258), cota, 317 (394-260), cota 300 (395-261), cota 187 de Agurri (395-262)
y cota 197 (398-262)], con el fin de mantener asegurado todo el cordal Este y así la libre
disposición de la carretera desde Sidi Yusef a Tabelcut.
Por dicha calzada, avanzaría motorizada gran parte de la Agrupación «C», hasta
llegar a la zona de Erkunt-Id Buchini, Asif Aguendu y Tabelcut donde se producirían tres
lanzamientos de paracaidistas de la I Bandera.
Todo estaba preparado. El día D -1 (18-02-57), a las 20:00 h, la II Bpac se desplazó
desde su cuartel al de Tiradores y allí, una vez reunida la Agrupación «M», se dirigió a su
base de partida (Buyarifen) donde vivaquearon, para horas más tarde, ya en el día D (fecha
19), a las 8:00 h, iniciar la maniobra.
Para la I Bandera, la diana sonó a las 5:00 h. Desayuno, preparación de pertrechos
para el salto y traslado al aeródromo. No había amanecido cuando los paracaidistas estaban
al pie de cada uno de los aviones que habrían de llevarlos a hacer historia; pero el embarque
se suspendió y, bien entrada la mañana, la Bandera volvió al cuartel. El lejano sonido de
mortero presagiaba que algo no marchaba como debía.
Aproximadamente a las 8:00, las baterías del Grupo de Artillería a Lomo 105/11
retumbaron con brío, seguidas de las ametralladoras de los Tiradores del centro de resistencia
«D», batiendo la zona inicial de asalto y sus inmediaciones. Los Legionarios de la VI
Bandera (por el cordal más cercano al mar) y los Paracaidistas de la II (por las alturas
interiores) inician la acción. Su primer objetivo, no pudieron alcanzarlo hasta las 9:30 h, pues
la resistencia ofrecida por las bandas del Yeicht Taharir (que tenían conocimiento de la
operación con antelación) era muy superior a la que estaba prevista. Bajo un furioso fuego
enemigo de ametralladora, al mediodía, los Paracas conquistan la cota 453, para sin solución
de continuidad, tomar la cota 449 y establecerse en defensiva. Los Legionarios, cubiertos
por el flanco derecho por los Paracas, avanzaron rápido, tomando posiciones en las alturas
que controlan la carretera por donde avanzaría la columna motorizada de Tiradores y Policía
de la agrupación «C» en auxilio de las tropas aerodesembarcadas. A estas alturas, el desgaste
de ambas unidades era grande y las bajas no pocas, cuatro muertos y ocho heridos los
Legionarios y tres muertos y siete heridos los Paracaidistas.
Paracaidistas de la I Bpac. esperando embarcar para saltar (Foto archivo BRIPAC)
Tras la suspensión del salto, la I Bandera se encontraba en su acuartelamiento algo
desconcertada, aunque por poco tiempo, pues, a las 11:30 h, una columna de camiones llegó
para desplazarlos a la zona de operaciones en refuerzo de la agrupación «M», que necesitaba
ayuda. Tomando como base a la 3ª Cía., parte de la Bandera (a excepción de la 1ª Cía., una
sección de ametralladoras de la 5ª Cía. y un pelotón de destrucción) fue trasladada.
Durante el segundo tramo de la mañana y antes del lanzamiento, el crucero Galicia
se situó frente a Tabelcut y el destructor Almirante Miranda, frente a la desembocadura del
Adif Aguendu, con la misión de bombardear las zonas anexas a las D/Z.
A las 14:00 h, los saltadores estaban comiendo cuando el capitán Prudencio Pedrosa
Sobral (Jefe de la 1 Cía. Paracaidista y, accidentalmente, de la Bandera), llamó a formar la
compañía con equipo completo para el salto. Se produce de nuevo la excitación del
lanzamiento en los Paracaidistas, esta vez parecía que no habría vuelta atrás. Rápidamente
se trasladaron al aeropuerto; los motores de los viejos Junkers rugían estrepitosamente y la
presencia de personal de algo rango en la pista, vaticinaba que los acontecimientos que
estaban sucediendo eran de significativa importancia.
Trece Junker-52 (T-2B) bajo las ordenes del Tcol. Suárez Ochoa, (Jefe de la 36
Agrupación) esperan ser cargados con los osados que han de saltar al vacío desde sus
entrañas en pleno vuelo. En un aparato volarán como observadores el Tcol. Crespo del
Castillo, el Cap. Gómez de Zamalloa y un periodista británico que cubrirá la noticia del salto.
Los otros doce aparatos transportarán a los 142 Clps. que forman la fuerza.
Los Heinkel 111 (B-2I) despegan primero. A los pocos minutos enfilan la pista los
Junkers, remontando su augusto vuelo. Una vez en el aire, volarán sobre el mar, paralelos a
la costa, hacia sus objetivos.
Frente a las zonas de salto iniciales, truenan los cañones del Galicia y del Almirante
Miranda, aunque, por desgracia, de los 88 disparos efectuados, solo 11 explosionaron.
Tras la batida artillera, toman el relevo los Heinkel, bombardeando y ametrallando
los sectores asignados. Estos tuvieron más suerte, pues, de 20 bombas lanzadas por aire,
explosionaron 10.
Los marineros del Almirante Miranda ven desde lejos cómo se acerca la formación
de Junkers y, antes de llegar a su altura viran a la derecha hacia Erkunt. No pierden de vista
los aparatos y, como si pudieran oírlos, los arengan gritando desde la cubierta.
A los pocos minutos de vuelo, el jefe de salto manda en pie y enganchar. Los
Paracaidistas no caben en sí de emoción; un fuerte viraje a derechas los tambalea y los hace
volver a la realidad del vetusto aparato. Tras estabilizarse, las aeronaves estaban a 200 m de
altura y sobre la zona de impacto. Luz verde y timbre. ¡Salte! Grita el Jefe de salto. A dicha
orden, el capitán Pedrosa se lanza al abismo seguido por sus Paracaidistas.
Salto paracaidista desde Junker-52 (T-2B) (Foto archivo BRIPAC)
Eran las 15:00 h. Desde las cotas cercanas, los Legionarios disfrutan con sana envidia
del espectáculo, pues el cielo se llena de campanas blancas que descienden balanceando sus
sedas.
Los saltadores dejan el zumbido de la aeronave, para pasar a la calma de la
inmensidad; cuenta de apertura, verificación de campana y… el estruendo de una ráfaga los
sorprende, ¿nos hacen fuego? Negativo, es un Heinkel amigo, haciendo enfurecido fuego de
cobertura a los guerreros que caen del cielo.
Tras tomar tierra, se despojan de los paracaídas y, sin esperar novedades entran en
eficacia. Avanzando sobre la cabila toman las cotas que rodean Erkunt, disparando sobre la
retaguardia de las bandas del Yeicht Taharir, que luchaban con los soldados de la Agrupación
hermana. El salto ha sido limpio y sin bajas, mas allá de algún diente roto al caer sobre
alguna choza del poblado.
Salto de Erkunt. 2º Salto de Guerra de tropas españolas. 1ª Cía. Paracaidista (Foto archivo BRIPAC)
Los elementos del Ejército de Liberación, por miedo a ser envueltos por los soldados
españoles caídos del cielo, huyen desordenadamente. Esto provocó que no pudieran
mantener el su duro enfrentamiento con la II y VI Banderas y quedaran muy mermados,
hecho que benefició a nuestras unidades desplegadas. Las fuerzas a pie pudieron alcanzar la
máxima penetración y las motorizadas, llegar a la zona de lanzamiento, donde la policía
realizó los registros y destrucciones en las cabilas planeados con antelación.
Terminadas estas ultimas actividades, a las 20:00 h., se inició el repliegue del total
de la agrupación «C», que llegó a la capital dos horas más tarde y sin bajas.
Tras el paso de la columna motorizada hacia la capital, la 13 Cía. (unidad más a la
vanguardia de la VI Bandera) comenzó el repliegue hacia las posiciones de partida, cubierta
Erkunt. Segundo Salto de Guerra
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por la II Bandera, cuyos componentes fueron los últimos en dejar las posiciones avanzadas,
aproximadamente a las 2:00 h., y regresar a Buyarifen e Ifni a altas horas de la mañana, ya
en el día D+1 (20-02-58).
Finalizada la «Operación Pegaso», la intensidad bélica del Yeicht Taharir en Sidi Ifni
se redujo de forma gradual hasta llegar a ser casi inexistente.
Una vez más, paradójicamente, es el soldado el que lucha por la concordia y
estabilidad de una zona en conflicto.
Soldado, noble servidor de la patria, que hace lo que le mandan, donde le dictan,
cuando se lo ordenan.
J.C. Caraballo Fdez.
«Es el Soldado, no el periodista, quien nos ha dado la libertad de prensa.Es el Soldado, no el poeta, quien nos ha dado la libertad de expresión.
Es el Soldado, no los políticos, el que garantiza nuestro derecho a la vida,
a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.
Es el Soldado quien saluda a la bandera, el que sirve bajo la bandera y cuyo
ataúd está envuelto en la bandera».
Barak Obama
Presidente de los Estados Unidos
Discurso de conmemoración del aniversario de la independencia de 2010
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